Miguel Aute, el hijo que llevará el legado de Luis Eduardo: "Mi padre era un pilar central por lo cariñoso"
Tras dos años sin el genio Aute una nueva exposición recuerda su faceta de pintor
Su hijo está centrado en recuperar la obra de su padre.
Muy conocido por su faceta de cantautor, también pintaba cuadros, escribía poesía, esculpía esculturas, hacía fotografías y dirigía cortometrajes.
Dos años después de la muerte que conmocionó al país, la familia de Luis Eduardo Aute realiza un especial homenaje que recupera algunas de las muchas facetas del autor de 'Me va la vida en ello'.
Famoso por sus preciosas canciones de amor y desamor, Aute es una de las figuras de la música española más importantes. Un hombre tan comprometido con sus sentimientos como con la situación sociopolítica de su época. Aunque su ocupación de cantautor es la más conocida por todos, el ciclo centrado en su figura y del que forma parte su hijo, Miguel, ha puesto el foco en algunas de sus otras facetas, entre ellas la de pintor.
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Miguel está centrado en recuperar y honrar la figura de su padre, para que su legado no se olvide y pueda ser disfrutado por todos. Aunque asegura que su padre era muy "despistado" para la vida en general y "siempre andaba abstraído", fue un artista polifacético que dejó mucha obra tras su partida.
Con el objetivo de dar a conocer mejor su figura, la SGAE acogerá cuatro jornadas (6, 13, 20 y 27 de mayo) centradas en las distintas facetas artísticas (pintura, música, cine y poesía) del cantautor
Miguel, uno de sus tres hijos
Aute estuvo más de 50 años estuvo casado con la misma mujer: María del Carmen Rosado, Maritchu. Fruto de esta relación llegaron tres hijos: Pablo Antonio, su primer hijo, Laura que nació en 1981 y Miguel, en 1987.
Es el pequeño, Miguel, el que forma parte de este ciclo dedicado a la figura de su padre: "Mi padre siempre se consideró un pintor. Tenía un punto de vista muy particular sobre el mundo, muy bonito, y una sabiduría muy peculiar. Al principio se manifestó en la pintura y luego desbordó a la música, a la poesía y el cine", explica a Efe.
Tras el fallecimiento en 2020 en plena pandemia de Aute, la familia se está recuperando. Parte de ese proceso es la exposición de su legado, de la que se encarga sobre todo Miguel Aute.
Existen varias canciones terminadas y otras que eran borradores del artista, y que se están intentado recuperar, aunque todavía no exista una fecha de salida. Por ahora, se puede disfrutar de sus obras como pintor.
Cómo será la exposición
Aute lo decía: "La música y la pintura son dos manifestaciones complementarias, porque allí donde acaba la música comienza la pintura y allí donde acaba la imagen empieza la voz".
La pintura fue para él un territorio en el que desbordó su creatividad tal y como se puede ver en una exposición que sirve de pistoletazo de salida de los actos que conmemoran los dos años de su muerte.
Parte de esta obra pictórica se puede encontrar durante todo el mes de mayo en la sede de la Sociedad General de Autores (Sgae) de Madrid, donde hay expuestas numerosas pinturas, algunas de ellas de cuando era niño, pero también objetos personales, como el magnetófono con el que grabó "un boceto de un disco" con canciones inéditas poco antes de caer enfermo.
Aute dejó parte de sus sentimientos en letras pero también en cuadros. La pintura, explica su hijo, "era la favorita de todos los palos que tocaba". La selección de las pinturas expuesta ha sido realizada por Antonio Álvarez del Pino, que prepara un libro sobre la obra pictórica de Aute.
Muchos de los cuadros que se pueden ver han estado colgados durante años en su casa, otros son de cuando tenía 9 años. Aute tenía un talento natural para el dibujo, era autodidacta y nunca recibió clases.
El Aute padre
"Mi padre era una pilar central, no por quien era fuera de casa, sino por lo cariñoso que era, lo bueno que era. Era una roca para toda la familia. El duelo se ha suavizado pero continúa", explicaba su hijo a Efe.
En la exposición también se pueden encontrar algunos objetos personales como cámaras fotográficas, su guitarra, una de las paletas que usaba para pintar con los restos de óleo reseco y un libro de Robert Louis Stevenson, 'Oraciones de Vailima y Sermón de Navidad', que estuvo siempre en su mesilla. Así, se desvela en forma de objetos algunos de los aspectos más íntimos del artista.