Plantar cara al cáncer a golpe de bastón: los últimos años de lucha de Marie Fredriksson
Fallece a los 61 años la cantante y líder del grupo sueco de pop Roxette
En 1986 formó junto a Per Gessle una de las bandas más míticas de la historia, con más de 75 millones de discos vendidos
En 2015 la vimos subir de nuevo a un escenario en plena reyerta contra un tumor cerebral diagnosticado en 2002. Marie quiso aparecer exultante, pero los estragos de la enfermedad y del tratamiento eran más que evidentes. Su voz, algo más grave, anunciaba que Roxette nunca volvería a sonar igual. Apenas podía caminar, ni siquiera tenerse en pie. Cantó sentada sobre un taburete alto que le hacía parecer majestuosa y hermosa como lo fue siempre, pero el bastón aferrado a su mano izquierda era puro reflejo de su fragilidad. Habría sido un milagro que sobreviviera a un cáncer que solo permite la vida a una de cada 20 personas que lo padecen. Y ella lo sabía.
En 2015, en plena reyerta contra el cáncer, la voz algo más grave de Marie anunciaba que Roxette no volvería a sonar igual
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Era el principio de su despedida y también el principio del fin del infierno que vivió durante los últimos años. “Todas las cosas buenas se acaban. Y a pesar de que me encanta estar sobre el escenario, encontrarme con nuestros fans, no tengo la fuerza para la vida de gira”, anunció en Facebook. Dejó a sus admiradores con las ganas de ese viaje nostálgico a los 90 que habría permitido a toda una generación revivir en directo sus legendarios éxitos.
Buscando el buen karma
El lanzamiento del último álbum de Roxette, ‘Good Karma’, ya se anunció como un mal presagio: “Realmente, no sé qué va a pasar. Supongo que los días de conciertos se han acabado. Tal vez hagamos algo más de música juntos en el estudio, pero no lo sé con certeza. El disco acaba de salir, el tiempo pasará y veremos qué ocurre”. Per Gessle, su otra mitad profesional, no dejó de soñar con ese mundo perfecto en el que Marie estaría sana y podrían continuar de gira tocando canciones. Siempre dejó un resquicio a la esperanza recordando que, cuando ella enfermó en 2002, nunca pensó que Roxette volvería a la vida. Pero volvieron a dar casi 300 conciertos juntos.
‘Good Karma’ se cierra con la canción de amor ‘April Clouds’, un tema purista en un disco con abundante sintetizador. “I Wish You the Best” (te deseo lo mejor), sentencia en él Marie. Sin apenas moverse y con buena parte de sus capacidades cognitivas deterioradas, Marie no podía dejar de luchar por sobrevivir, tal y como muestra su autobiografía ‘Listen to my heart’, un libro escrito por la periodista Helena Von Zweigbergk en uno de los momentos más devastadores de la enfermedad. “He pasado trece años de mi vida bajo el estigma del dolor, pero nunca me he dado por vencida y no me voy a rendir. Voy a seguir peleando hasta que no pueda más”, cuenta en sus páginas. Su historia, un verdadero tratado de superación, se ha convertido en fenómeno de ventas en todo el mundo.
Una vida entregada a la música
El relato de su vida nos traslada a una infancia que fue, desde luego, excepcional. Rodeada de música, aprendió a tocar instrumentos como quien pintarrajea garabatos en un papel, pero con los Beatles en vena. A los diez años nació su primera banda, Renat, pero antes había ocurrido algo extraordinario: su hermana Anna Lisa moría a los 20 años víctima de un accidente de tráfico. El trauma siempre fue con ella.
Per Gessle sobre Marie: "eras una música sobresaliente, una maestra de la voz, una artista increíble"
Durante años, Roxette rompió récords de ventas y formó parte de la banda sonora de esa generación ochentera amante de los brillos metalizados y escandalosas hombreras que se enamoraba al ritmo de ‘Spending My Time’ y meneaba sus caderas con ‘How Do You Do’. El 11 de septiembre de 2002, al caer desmayada en el suelo de su casa, el cáncer dio la cara por primera vez. Al despertar, los médicos dijeron que padecía un tumor cerebral. Necesitó mucha fuerza para salir de ese pozo de oscuridad y soledad en el que vio sumida su existencia. Su marido, Mikael Bolyos, de 62 años, ha estado con ella hasta el final.
Hoy su compañero Gessle resume el legado de Marie en la nota de cariño que ha enviado a través de sus redes: “Gracias Marie, gracias por todo. Eras una música sobresaliente, una maestra de la voz, una artista increíble”. Él tuvo la fortuna de compartir durante cuatro décadas “su tiempo, talento, calidez, generosidad y sentido del humor”. Aunque, como termina diciendo, “las cosas jamás serán iguales”.