Lleva diez años sobre las tablas pero aún estos días se le cuelga la etiqueta de 'nueva promesa' de la interpretación. A Hovik Keuchkerian, de 47 años, el reconocimiento de las masas como actor le ha llegado de manera definitiva con su papel del agente Salva Osorio en Antidisturbios. La ficción creada por el ya consagrado tándem Isabel Peña-Rodrigo Sorogoyen que emite Movistar Plus y sobre la que estas no son seguro las primeras líneas que has leído.
Es la historia de una unidad policial de antidisturbios, el Furgón 93, que tras una intervención en un desahucio en el madrileño barrio de Lavapiés es sometida a investigación. De ese equipo de seis agentes, como explicaba Hovik a Cadena Ser, él interpreta a Osorio, "un hombre que lleva mucho tiempo en el cuerpo de antidisturbios" y que anda "cansado" y "muy tocado físicamente", con "una lesión en la espalda que le impide trabajar al 100%".
Poco que ver con la realidad del actor: antes de frecuentar los escenarios, pasaba sus días en el ring -es dos veces campeón de España de pesos pesados (2003 y 2004)-. Y, entre entreno y ensayos, este alpedreteño nacido en Beirut (Líbano) ha publicado cuatro libros de poesía y ha hecho carrera como cómico escribiendo sus propios monólogos. ¿Cómo ha sido el viaje?
Empezó en el boxeo profesional en la veintena y por accidente. Una lesión en el tobillo jugando a baloncesto le llevó a practicar kick boxing. Arrancó entonces una etapa que se extendería dos décadas y en la que destaca un nombre: HK, el gimnasio que entre 1995 y 2005 Hovik mantuvo abierto en el barrio de Hortaleza (Madrid).
La interpretación se coló por el camino. En 2010 se estrenó de la mano de su amigo Jorge Blass con el monólogo 'Cocretas'. Ese fue el punto de partida para escribir Un mendigo con zapatos de algodón, obra que que interpretó en la Gran Vía madrileña durante tres temporadas seguidas. Después llegaron Hispania, Tarde de fútbol o Alacrán enamorado, la película de Santiago Zannou que -entonces sí- le valió una nominación al Goya a Mejor Actor Revelación. Y, justo antes de su protagonista en Antidisturbios, ha seguido escalando posiciones como Bogotá en el éxito internacional La Casa de Papel (Netflix).
"¿Cómo son todos los actores? ¿Cómo son todos los escritores? ¿Todos los políticos son unos ladrones?", reflexionaba en la revista Mine sobre el cliché del boxeador insensible. Y para desmontarlo, sus cuatro publicaciones: el poemario Cartas desde el Palmar (Ed. Sinmar, 2005), el ensayo Lokura (Adeire, 2008), Diarios y desvaríos (Léeme, 2012) un compendio de relatos breves inspirados en su propia biografía y el último, Resiliente (Léeme/Lovemonk, 2014), un poemario musicado bajo la producción de Yuri Méndez, de Pájaro Sunrise.
Como otros descendientes de la diáspora armenia con altavoz público -véase Cher o las Kardashian en Estados Unidos-, Hovik Keuchkerian, hijo de padre armenio emigrado a Líbano y más tarde a España, está comprometido con la defensa de su pueblo, en plena guerra de Nagorno-Karabaj: "Azerbaiyán está atacando Artsaj y la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados ante esta agresión. Es momento de actuar y proteger a la población civil. Es más que una guerra. Es un nuevo genocidio. El mundo esta vez no puede permitirse mirar hacia otro lado", denuncia el actor en su canal de YouTube.
El pasado 20 de octubre, Hovik se manifestaba frente al Congreso con la comunidad armenia en España para pedir que se evite otro genocidio como el de 1915, en el que fueron asesinados un millón y medio de armenios en el Imperio Otomano, y que sigue sin ser reconocido por países como España.
"Creo que ni en España ni fuera se ha visto algo parecido a Antidisturbios. Refleja una verdad dura y sin maquillar", decía el actor a El Mundo. Corrupción, dinámicas machistas, juegos de poder y las luces y sombras personales son algunos de los temas que la serie aborda. Pero el aplauso generalizado de la crítica no ha librado al trabajo de Sorogoyen y Peña de la polémica. La reacción de sindicatos policiales como JUPOL, que lo tildaron de "BASURA" en su cuenta de Twitter, alegando que la ficción "mancha la imagen de la #UIP y de los PROFESIONALES que componen una unidad de élite de la Policía Nacional" ha hecho ruido en redes en referencia a secuencias de la serie en las que algunos de los personajes beben o se drogan.
"Cómo no van a ser criminales todos los menores no acompañados, inmigrantes y colectivos susceptibles de generalización cuando detienen a uno, si en una ficción un policía se mete una raya y, según sus sindicatos, todos los agentes son drogadictos", respondía desde su columna en El País Manuel Jabois. En palabras de Keuchkerian: "Antidisturbios está contada desde una neutralidad y describe los conflictos de un grupo de agentes y lo que les ocurre a cada uno de ellos tanto en su vida personal como en su trabajo".