Al mercado de las obras de arte le ha salido un duro competidor: el de las zapatillas de deporte. Las zapatillas Air Jordan XIII, que llevó el número 23 de los Chicago Bulls durante toda una temporada, han marcado una era. Lo cierto es que coleccionar arte implica conocimiento y cultura, en cambio, para coleccionar calzado deportivo solo hay que tener una cartera llena de millones, ser un nostálgico y algo de cultura deportiva. Lo que sí comparten ambas disciplinas es un sexto sentido para visualizar que la pieza adquirida se va a revalorizar en un futuro. Precisamente, en Uppers nos hemos hecho eco de cuáles son las zapatillas más caras de la historia que se ha llevado a su casa un inversor anónimo. Lo más probable es que las guarde en una caja fuerte y no se las ponga nunca.
A mediados de abril pasado, Sotheby's subastó en su sede de Nueva York las Air Jordan XIII que utilizó Michael Jordan durante el segundo juego de las Finales de la NBA de 1998. Estas icónicas zapatillas de baloncesto en colores negro y rojo se vendieron por la increíble cifra de 2,2 millones de dólares durante la subasta. Hasta ahora ningún calzado de este tipo había alcanzado un precio tan elevado, así que se han superado todos los récords.
La histórica casa de subastas Sotheby's, que se fundó en 1744 en Londres, incluso aseguró un mes antes del evento que este par de Michael Jordan podría alcanzar los cuatro millones de dólares. Al final, la revalorización no llegó a tanto, pero la cifra que el comprador pagó no es nada desdeñable.
Para entender la operación, es necesario entrar en contexto. Con antelación a la subasta, los expertos explicaron que con esas zapatillas puestas Michel Jordan consiguió que su equipo, los Chicago Bulls, se hiciera con su sexto título en ocho años. Tras el famoso partido, que se jugó contra los Utah Jazz el 14 de junio de 1998, se descalzó, firmó las Air Jordan XIII con un rotulador de tinta plateada y se las regaló a un recogepelotas que el día anterior le había devuelto una chaqueta que se había dejado olvidada durante el entrenamiento.
Al tiempo, ese recogepelotas se las vendió al segundo protagonista anónimo de esta historia, que se puso en contacto con Sotheby's para sacarlas a subasta y rentabilizar su adquisición. La firma no tardó en publicar la nueva pieza en su catálogo, afirmando que las zapatillas suponen la “reliquia más importante de la cima de la carrera de Michael Jordan”, a lo que añadió que “son de mayor valor porque las usó durante el apogeo de su fama”.
Además, el canal de televisión de Estados Unidos ESPN, especializado en deportes, emitió en 2020 el documental The Last Dance en formato de miniserie que narra el viaje de los Chicago Bulls de la NBA durante la temporada 1997-1998. Se añade el estreno de la película Air, dirigida por Ben Affleck, el 5 de abril de 2023, unos días antes de que se celebrara la subasta. En la cinta, Sonny Vaccaro y Nike persiguen a Michael Jordan para que utilice la marca, cuando todavía era un novato del baloncesto en la NBA.
Todo ello incrementa el culto a esta estrella del baloncesto y hace que el coleccionismo de objetos deportivos alcance unas cifras de venta nunca vistas. Es más, se están transformando en activos de casi tanta relevancia como las obras de arte. Ya en 2022, otro coleccionista pagó la exorbitada cantidad de 10,1 millones de dólares por una camiseta que el mismo Jordan utilizó en el Juego 1 de esas finales de 1998. Un año antes, las zapatillas Nike Air Ships que había llevado puestas en otro partido se subastaron por más de 1,47 millones de dólares.