Muchos abuelos abren cuentas a sus nietos en las que ir ahorrando algo de dinero para ellos, con el objetivo de que empiecen su vida adulta con un pequeño capital. Tampoco es raro que muchos abuelos quieran que sus nietos, con permiso de sus padres, empiecen a manejar dinero de una forma más responsable y organizada y que dispongan de una cuenta y una tarjeta que les permita ingresar y gastar su propio dinero. Desde luego es una buena manera de fomentar el ahorro desde pequeños.
Solo sus padres, y en el caso de no haberlos, su representante legal, pueden abrir una cuenta bancaria a un menor, al tener la patria potestad de este. Ningún otro adulto, ya sean abuelos, tíos, etc., salvo los padres, o representantes legales, pueden llevar a cabo este procedimiento. Por lo tanto, es necesaria la firma de los padres para la apertura de una cuenta para niños.
Para abrir una cuenta bancaria para un menor, al menos uno de los progenitores, o tutores legales, debe acudir con él a la oficina de la entidad bancaria elegida. Es necesario llevar la siguiente documentación:
DNI del progenitor.
DNI del menor al que se va a abrir la cuenta bancaria. La alternativa, en el caso de no contar con él, es el NIF, el cual se obtiene en la Agencia Tributaria.
Libro de familia o Certificado de Nacimiento.
Una vez se comprueba que toda ella es correcta, se procede a abrir la cuenta bancaria para el menor, el cual va a figurar como único titular de esta, apareciendo el padre o la madre como representantes legales. Estos últimos, por tanto, no pueden considerarse ni como ‘autorizados’ ni tampoco como ‘titulares’.
Cuentas de ahorro infantil: están pensadas para ahorros a cambio de una remuneración mínima o nula y poder retirar el dinero en cualquier momento, sin penalizaciones. No permiten domiciliaciones ni llevan tarjetas de débito asociadas.
Cuentas corrientes para niños: son cuentas corrientes ordinarias y plenamente operativas, que permiten realizar transferencias, domiciliar pagos y, casi siempre, disponer de tarjeta de débito a partir de los 14 años.
Las cuentas destinadas a menores suelen ir cambiando con el paso de los años:
Al ser menor de edad, suelen ser gratuitas, es decir, no obligan al pago de comisiones por las operaciones y servicios básicos y no exigen tampoco que se cumpla ningún requisito en particular.
Al llegar la mayoría de edad, las cuentas infantiles se suelen transformar en cuentas para jóvenes, totalmente operativas, sin autorización paterna y suelen seguir siendo gratuitas.
A partir de los 25 o 30 años lo habitual es que la cuenta se convierta en una cuenta ordinaria y sujeta al pago de comisiones, a menos que se cumplan los requisitos fijados por la entidad, que como mínimo pedirá la domiciliación de la nómina u otros ingresos.
Es necesario el consentimiento de los padres o del tutor legaluppers.es
Consejos para abrir y usar una cuenta para menores
Busca, compara y elige: pero esto es algo que siempre se debe hacer, no solo con los productos bancarios. Hay que valorar la mejor opción en función de la edad del menor, del uso que se vaya a hacer de la cuenta o de si se pretende dejar el dinero a largo plazo para generar cierta rentabilidad.
Tarjeta de débito con límites: puede ser una idea excelente para que el menor aprenda a ser responsable y desarrollar el valor de la autonomía. Eso sí, esto estará directamente relacionado con la edad del menor y con la decisión de los padres.
Lee bien las condiciones: como en todo producto, es vital para evitar sorpresas inesperadas. Asegúrate de que no haya cláusulas confusas o especiales y de que, si no lo deseas, tampoco existan otros productos o tarjetas asociadas.