Llega el invierno y con él la subida de las facturas. Menos horas de luz y más frío significa que hay que encender la luz más tiempo o encender la calefacción. Aunque el gas ya parece que no se usa tanto como antes, miles de españoles aún tienen suministros de gas en sus hogares, y al igual que con la luz, se intenta ahorrar en su consumo para reducir al máximo posible la factura, especialmente cuando en los meses más fríos hay que encender la calefacción para no terminar congelados. Pero con algún truquillo que otro siempre puedes ahorrar algún que otro euro en tu factura final.
Como comentábamos, la calefacción es uno de los gastos más importantes en estos meses y el primer paso siempre es tener los radiadores limpios y purgados para evitar un sobreesfuerzo o que no calienten bien, un paso que es mejor hacer siempre antes de encender la calefacción. En cuanto a la temperatura, nunca es muy aconsejable irse a los extremos, a temperaturas muy altas, en lugar de eso hay que intentar mantenerla sobre los 20 grados para conseguir un ambiente agradable sin mucho gasto.
También es muy importante calentar solo aquellas salas que se usan sin ventilarlas para evitar fugas de calor, por eso por la noche se aconseja cerrar ventanas y persianas para evitar que se pierda el calor que se ha logrado mantener dentro de la casa. Por eso mismo se recomienda instalar en casa ventanas y puertas aislantes que permitan mantener la temperatura. Y ojo con eso de cubrir los radiadores para que la ropa se seque antes, porque interrumpe el calentamiento y hace que la caldera tenga que trabajar más de la cuenta, necesitando mucha más energía para funcionar y, por tanto, más gasto.
Respecto al agua realmente las medidas para ahorrar son similares a las que se podrían utilizar para el ahorro de agua. El principal es no dejar correr más de la cuenta el agua caliente y ducharse en vez de bañarse. Además, es muy importante cerrar los grifos cuando no se está usando el agua y usarla fría cuando sea posible, como en la lavadora o para fregar los pisos.
Por otra parte, aunque la mayoría de hogares ya ha optado por la vitrocerámica o las placas de inducción, aún hay muchas cocinas de gas, o bien porque son casas antiguas o bien porque es una forma más tradicional de cocina que algunos prefieren frente a los nuevos mecanismos. En estos casos es importante tapar los calderos o las sartenes para concentrar el calor antes y que el tiempo de cocinado sea inferior. Así mismo, la cocina de gas aguanta el calor a diferencia de la inducción, por lo que puedes apagar antes el fuego y dejar que el producto termine de cocinarse con ese calor que queda ahí.
Otro aspecto importante a la hora de cocinar es el tamaño de los fuegos. Muchas veces no se tienen en cuenta y se cree que al encender uno más pequeño pero poner un caldero un poco más grande que su circunferencia te ayudará a ahorrar, pero es más bien todo lo contrario, pues vas a tener el fuego encendido más tiempo porque tardará más en calentarse. Por eso el mejor ahorro consiste en poner siempre el recipiente correcto en el fuero idóneo para un buen cocinado y un pequeño ahorro en la factura final.
Como ves, son muchos los aspectos que te pueden ayudar a ahorrar unos cuantos euros en la factura, desde la limpieza de los radiadores y su buen uso hasta ciertos hábitos en el cocinado para mantener el calor aún con el fuego apagado. Euros de ahorro que se notan especialmente ahora que el invierno hace que la factura suba por culpa del frío y las menores horas de luz que se tienen en estos meses. Y tú, ¿ya ponías en práctica alguno de estos trucos en tu casa?