Hacer frente a la compra de una vivienda con ahorros es un sueño reservado solo para unos pocos. El resto, si quiere ser propietario, deberá pedir una hipoteca y para ello es fundamental tener claro cuál es el tope que se puede asumir. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los hogares españoles son los que menos ahorran de Europa.
Todas las personas que solicitan un crédito hipotecario se plantean la misma pregunta: ¿Cuál es el máximo recomendable que podemos destinar a la hipoteca en función de nuestro sueldo? El compromiso a largo plazo obliga a hacer el cálculo con la máxima prudencia y sensatez, eliminando condicionantes (si gano más, si ahorro más) para situarnos en un contexto lo más ajustado posible que permita al contrayente asumir las cuotas sin dificultades a lo largo del tiempo.
La regla es bastante simple: los expertos del sector inmobiliario aconsejan que las cuotas de la hipoteca no sobrepasen nunca el 35% del salario neto (después de impuestos), dejando margen suficiente para imprevistos y gastos diarios básicos como comida, luz, agua, gas y teléfono, entre otros.
Otra guía de los expertos es que el valor del piso multiplique como mucho por 3 ó 4 años los ingresos anuales de las personas que van a sumir la carga hipotecaria. Es decir, que una pareja con unos ingresos netos de 50.000 euros anuales, por ejemplo, no debería aspirar a comprar una vivienda por valor superior a los 200.000 euros.
Saber el máximo que puedes solicitar de préstamo a una entidad bancaria según tu nivel de ingresos es útil por dos cosas: te permitirá fijarte un límite dentro del cual podrás moverte con el mínimo riesgo y, además, si tu propuesta es razonable, tienes más probabilidades de que la entidad bancaria te diga que sí y te conceda la hipoteca.
De media, actualmente los bancos piden que un mínimo del 20% del valor total del piso se pague como entrada. Quiere decir que por un piso de 100.000 tendrás que tener ahorrados 20.000, 40.000 para un piso de 200.000, etc.
Una vez que conozcamos el presupuesto con el que contamos, deberemos saber cuál será el importe máximo de hipoteca que el banco podrá concedernos. A la hora de analizar y determinar este importe, las entidades bancarias tienen en cuenta diferentes variables:
Aunque las entidades bancarias estudian cada caso de forma independiente, generalmente el importe máximo a financiar para una vivienda habitual es del 80%, y del 60% en caso de que se trate de una segunda vivienda. En ambos casos, el porcentaje se aplicaría sobre el menor de los valores de tasación y precio de compra-venta.
Por todo ello, a la hora de solicitar una hipoteca, es muy recomendable contar con ahorros que supongan alrededor del 20% del valor de la vivienda. Con este capital inicial nos aseguraremos de que podemos cubrir por un lado la parte correspondiente a los gastos derivados de la transacción (notaría, impuestos etc.) y por otro lado, podremos cubrir la parte no financiada por el banco.