La subida de la cesta de la compra es una realidad. Lo compruebas cada vez que sales del supermercado después de haber comprado cuatro cositas y, revisando el ticket, parece que la compra ha sido mucho mayor. La subida de los precios llega incluso hasta a los productos de temporada, como la sandía, una de las frutas más consumidas en verano. Su precio está superando en algunos casos los 10 euros, un cuarto de sandía en ocasiones supera los 2'5 euros, precios disparados a los que también se enfrenta el melón. Pero los hay que van a contracorriente, como Carlos, el ya conocido como 'rey de la sandía'.
Carlos Moreno es un vecino de Fuenlabrada que cuenta con una nave en Parla donde ya ha vendido unas 10.000 sandías y melones en medio del alza de los precios. Su secreto es, precisamente, el precio de venta. Una sandía de unos tres kilos la vende a 1 euro y las más grandes, las de 6 kilos, las tiene a la venta por 3 euros.
La clave para poder vender la fruta a estos precios tan alejados de los que nos encontramos en los supermercados es que ha llegado a acuerdos con agricultores para vender sus productos a esos precios. Según explicó a la Cadena Ser, gana alrededor de 0'25 euros por pieza, lo que permite que los agricultores puedan obtener algo más de beneficios de lo que habitualmente ingresan.
Tal ha sido la acogida que ahora mismo se encuentra sin existencias, pero espera que el lunes pueda volver a abrir su nave para vender sandías procedentes de Almería. Sobre algunas críticas que le han llegado, hace días explicaba ante los micrófonos de 'El programa de Ana Rosa' que "sigue obteniendo beneficios, además tengo mis facturas, que algunos dicen que 'el tema IVA'. Tengo mis facturas, tengo el IVA y tengo todo".
Una de las grandes preguntas que surgen es por qué lo de Carlos es una excepción. La inflación es, sin duda alguna, una de las claves que lo explica, pero no la única. Las malas condiciones meteorológicas en zonas agrícolas durante mayo en las que no suele haber ese clima, por lo que la producción cayó, a lo que además se le tuvo que sumar el encarecimiento de la energía, del transporte o de los materiales necesarios para el envasado.
Por su parte, también existe una bajada en el consumo de sandías y melones debido a su precio, un exceso de oferta que ha tenido consecuencias en los agricultores, a los que se les está pagando menos por su producto.