Las manzanas son unas de las mejores aliadas para nuestro cuerpo. Una pieza aporta, de media, unas 72 kilocalorías, de ahí que se hable de las calorías negativas que posee, es saciante y tiene un importante poder diurético, ya que favorece la eliminación de líquidos y toxinas del organismo. Otro de sus beneficios se encuentra en la pectina, una sustancia que actúa como fibra soluble y que ayuda al control del colesterol malo. Sin embargo, su bonanza más desconocida la tiene la glicina. Te contamos cuál es su papel en el organismo y, especialmente, su acción en nuestro intestino.
"Yo padecí mucho de acidez y lo probé todo: omeprazol, bicarbonato, almax… pensé incluso que acabaría con cáncer por la llaga que me iba a salir en el estómago. Un día leí que con las manzanas podía decir adiós a la acidez y así fue", nos cuenta en las redes de Uppers Casimiro Granado. Esta fruta se considera uno de los antiácidos naturales más eficaces. Tanto cruda como en infusiones, aporta un alivio prácticamente inmediato a la acidez estomacal.
Esto es gracias a la pectina y a la glicina que contiene y que se considera un antiácido natural. Un par de trozos serán suficientes para conseguir un alivio sintomático y su ingesta continua se convierte en un buen sustituto de los medicamentos recomendados para tratar esta dolencia. También actúa en la prevención y tratamiento de las flatulencias e incluso se emplea para neutralizar los efectos estomacales de la intoxicación alimentaria.
En cuanto a la variedad de esta fruta, como ya sabrás, las rojas y amarillas son mucho menos ácidas que las verdes y, por lo tanto, más recomendadas para tratar el ardor de estómago. Sin embargo, incluso las verdes te ayudarán a tratar esta dolencia tan molesta.
Si eres de los que no le gusta medicarse o ya lo has probado con todo, además de la manzana, existen otras frutas que contrarrestan o previenen su aparición. La sandía tiene un alto contenido en agua y de ahí que favorezca la digestión a la vez que hidrata al cuerpo. Es rica en antioxidantes, aminoácidos y vitaminas A y C. Por otro lado, la pera también es una de las más recomendables ya que tiene una concentración alta en vitamina B y fibra. Ambas cosas se encargan de regular las funciones propias del aparato digestivo y mejoran el tránsito intestinal.
El plátano contiene potasio que es un mineral alcalino que se encarga de equilibrar el pH del cuerpo y reducir así los síntomas de la acidez. Su composición y textura también protegen las paredes gástricas y potencian la producción de mucosa, la gran protectora del intestino. No obstante, lo fundamental es tomar la fruta bien madura. El caqui también se cuela en los antiácidos naturales que ya contiene calcio, magnesio, potasio y grandes propiedades alcalinas que ayudan a tener una mejor digestión.
Por su parte, la piña fresca tiene un alto contenido de bromelina, una enzima con acción proteolítica que deshace las proteínas que ingerimos, ayudando a combatir la acidez, de la misma manera que lo hacen las enzimas que componen el jugo gástrico en la digestión. Por último, la papaya contiene una enzima parecida a la esta última que se llama papaína y que evita el reflujo estomacal.