Los precios de la luz, del gasoil y del gas están tan elevados que estamos buscando alternativas más económicas para templar la casa que además sean menos contaminantes. Una de ellas es la estufa de pellets, una propuesta que nos ha convencido por ser ecológica y por tratarse de un sistema de calefacción muy confortable que parte de las tradicionales chimeneas. En Uppers vamos a describir qué son las estufas de pellets y cómo funcionan los pellets.
Los pellets son pequeñas piezas de madera al 100% sin tratar. El diámetro de cada una de estas piezas es de unos 6 milímetros y su longitud oscila entre los 6 y los 10 milímetros. De este modo, su densidad ronda entre los 680 y los 720 kilogramos el metro cúbico.
Las mayores ventajas de los pellets es que son un combustible económico, estable en precio y sobre todo ecológico, por ser uno de los que genera un volumen menor de emisiones en comparación con el resto, siempre que dispongan de su certificación correspondiente. Es un producto normalizado y homologado por tanto cumple unos estándares mínimos en base a unos requerimientos técnicos. De esta forma, los expertos pueden realizar comparaciones con otros combustibles como el gas o el gasóleo y han determinado que su poder calorífico es de 4,8 kWh/kg (4.180 kcal/kg). Los pellets se emplean para alimentar estas estufas que se han diseñado específicamente. El funcionamiento es automático, seguro y es muy difícil que suponga un riesgo por quemaduras.
La carga del cenicero de la estufa con los pellets se realiza a través de un tornillo sinfín. Después se procede al encendido de la estufa que podría ser lo más delicado en cuanto a la seguridad, pero es muy sencillo: el interior dispone de una resistencia eléctrica, cercana al cenicero donde se encuentran los pellets, que se pone incandescente. Al quemarse las primeras piezas arranca la ventilación de la cámara de fuego y pasa un chorro de aire por el cenicero que aviva la llama.
Las estufas cuentan con unos sensores de calor, de modo que cuando detecta fuego en el cenicero se inicia la ventilación del intercambiador con la finalidad de expulsar el calor al exterior. Gracias a ese aire caliente se sube la temperatura de la estancia donde se haya instalado la máquina.
La estufa calienta con un sistema de ventilación regulable que introduce aire frio por su parte trasera. Pasa por el intercambiador y se expulsa por la parte frontal o de forma canalizada. El aire no entra en contacto con el fuego o con los gases de combustión de la estufa. También emite calor a la estancia a través de la ventana de la cámara de combustión y del chasis.
El sistema permite fijar la temperatura máxima y mínima que se debe alcanzar de forma que otro sensor frena la combustión cuando se llega a ella para volver a encenderse al bajar. Se trata de un funcionamiento que parte de un termostato que se programa en un panel de control. Esa programación se puede realizar a través de un mando a distancia y, según el modelo, con el teléfono móvil descargándose una aplicación. Una vez apagada la estufa el tornillo sin fin no echa más pellets al cenicero y termina la combustión.
En el caso de querer que la estufa caliente otras habitaciones de la casa es necesario instalar una de mayor potencia al igual que una canalización por el techo para conducir el aire caliente a cada una de esas estancias. Otro tipo es la termoestufa o hidroestufa, que ya son como una pequeña caldera para calentar toda la vivienda a través del circuito de radiadores ya existente. Incluso si se añade un interacumulador externo se genera agua caliente sanitaria. Estas unidades ya están provistas de sistemas de seguridad que controlan la temperatura y la presión, bombas circuladoras, vaso de expansión, encendido electrónico y programador.
Según la potencia de la estufa se pueden calentar estancias de menor a mayor tamaño. De este modo, por ejemplo, las de 1 kW de potencia son adecuadas para 10 metros cuadrados, las de 6 kW son las aconsejables para caldear 60 metros cuadrados y las de 8 kW para 80 metros cuadrados. Aunque también depende del aislamiento térmico de la vivienda.
Cualquiera de estas estufas requiere una toma de corriente a 220 V, la instalación de un tubo para la salida de humos y que la estancia tenga una buena ventilación para que el sistema coja el aire frío. En caso contrario será necesario hacer una toma de aire exterior. Otra condición es tener espacio en casa para guardar los pellets que se compran en sacos.
Los expertos en estufas de pellets insisten en que antes de la instalación se deben tener en cuenta una serie de aspectos, así como unas medidas de seguridad:
En cuanto a su mantenimiento, lo aconsejable es realizar la limpieza de los residuos que se generan en el interior del cenicero una vez por semana como mínimo, pero depende de la frecuencia de uso. Además, se debe mantener limpio el cristal de la puerta para favorecer un mayor rendimiento al igual que revisar los conductos y limpiarlos en profundidad una vez al año.