La de hoy es una de las noches más especiales del año. La velada en la que vienen los Reyes Magos. Una noche en la que los nervios de los niños, y también de los mayores, hacen disfrutar a toda la familia, cada una con su propia tradición. Entre ellas está el roscón de Reyes, que mientras unos lo toman esta tarde, otros lo desayunan mañana entre los regalos recién abiertos. ¿Ya te has hecho con el tuyo? Ten cuidado, porque no todos los roscones que hay en el mercado son tan buenos como los pintan.
Eso es lo que ha pasado con varios roscones de supermercado del fabricante Aserceli que se han comercializado en Lidl, Aldi y Dia y que desde Facua han denunciado por un motivo, los venden con la palabra nata en su etiqueta cuando el relleno realmente está hecho a base de preparados grasos vegetales y mezclas de otras sustancias. Entonces, ¿cómo se puede saber si el roscón que vas a comprar es realmente bueno?
Cada año se consumen alrededor de 30 millones de roscones de Reyes, siendo siempre la recomendación comprarlo en una panadería o pastelería para asegurarse una mayor calidad. Por ello, hay que fijarse en unos cuantos aspectos para no caer en la trampa de comprar un roscón que, de tradicional, tiene poco.
En caso de comprarlo en el supermercado, los más vendidos son los de nata, así que además de cogerlo, mira bien la etiqueta de ingredientes y comprueba que realmente aparece la nata como ingrediente único del relleno. Esta puede llevar algunos aditivos o conservantes para que no se eche a perder rápidamente, pero fíjate en que esté elaborada a base de leche de vaca.
Si optas por irte a una pastelería y por un roscón más artesano, también debes tener un par de cosas en cuenta. Aunque parezcan iguales, los roscones industriales suelen estar más hinchados, por lo que no tienen mucho peso, mientras que los artesanales, de un tamaño similar y una forma más irregular, tienen un peso notablemente mayor al que puedes encontrar en el supermercado. Además, suelen ser más generosos en la decoración, lo que también provoca que sean más caros.
Y por último, mientras que el del supermercado, al llevar estabilizantes y conservantes, tiene una fecha de caducidad mayor, la de un roscón artesanal suele ser más corta, recomendando que se consuma, como mucho, en los tres días siguientes a su venta.