Aparecieron en los años 90 desatando una auténtica fiebre entre los chavales de la época. A Matutano se le ocurrió distribuir unos pequeños discos de plástico en el interior de sus distintas bolsas de aperitivos y dio el campanazo. Se llamaban tazos, cada uno de ellos traía un dibujo, ya fuera de los Looney Tunes, Space Jam o Bola de Dragón, y formaban distintas colecciones y categorías, haciendo los delicias de los más pequeños, que anhelaban tenerlos todos. Algunos de los más difíciles de conseguir se han convertido ahora en auténticas piezas de coleccionismo, así que si guardas todavía alguno en algún cajón, quizás podrías atesorar una pequeña fortuna.
En aquella época eran muchos los que compraban las bolsas de patatas por el tazo y no por las patatas. Además, no solo servían para coleccionarlos, sino que traían consigo un sistema de juego sencillo y divertido que acabó derivando en auténticos campeonatos en los parques y plazas. Había todo un ritual en el proceso de abrir las patatas fritas, descubrir el tazo y, en función de tus intereses, jugártelo o no en el patio del colegio.
Numerosas marcas (Bollicao, Donetes, Panrico) se sumaron a la moda, que se acrecentó cuando en los años 2000 salieron al mercado los tazos de Pokémon, con Pikachu y compañía. Los había voladores, metálicos, octogonales y holográficos, pero llegó un momento, como sucede siempre, en el que el interés decayó. Muchos acabaron en el cubo de la basura. Por eso el rescate de estas piezas se ha convertido en una obsesión para muchos coleccionistas. Se buscan y se encuentran en tiendas de segunda mano o aplicaciones y webs de intercambio, y como en cualquier nicho, la especulación ha llegado también a este sector.
Hay ediciones limitadas que vuelan en cuestión de minutos. Y los tazos que tienen fallos de impresión se convierten en auténticos tesoros. "Se vende tazo de Ash y Pikachu. Valorado en 100.000 euros. Sólo apto para coleccionistas de gran calibre", dice un anuncio publicado en la red. Pero también se puede encontrar una pieza de 'Oliver y Benji' por la que piden 500.000 euros, e incluso se ofrece uno de 'Digimon Monsters' por un millón de euros, alegando que se trata de una "pieza única en el mundo" y en "estado de conservación increíble".
Se trata de un sector en el que no hay un baremo, por lo que los tazos pueden costar lo que cada uno esté dispuesto a pagar, pero tampoco hay que pensar que todas las transacciones son de este nivel. Aunque el montante varía en función de la serie, el estado y la rareza, lo más normal es que un tazo ronde el euro. Pagar 15 euros por uno ya sería una inversión importante. Así que si alguien tiene tazos en casa y quiere ganarse un dinero extra, puede llevarse una alegría.