Los Baby Boomers se lo están pasando bomba. Bajo esta especie de trabalenguas hay una realidad: gastan en ocio de lujo como cruceros, viajes y restaurantes de gama alta. En contraposición, los jóvenes, tradicionalmente los consumidores de este tipo de bienes y servicios, se las ven y se las desean no ya para salir, sino para llegar a fin de mes.
Así se desprende de un informe interno de Bank of America. El estudio revela que hay una "brecha significativa" entre las generaciones más jóvenes y las senior. La conclusión es que tanto los Boomers como los mayores nacidos entre 1928 y 1945 están destinando gran parte de su dinero en ocio, mientras los jóvenes de las Generaciones X, Z y Millennials se ven asediados por el alto coste de la vivienda y los préstamos solicitados para pagar los estudios universitarios, una práctica habitual en Estados Unidos, donde el precio de las carreras es elevadísimo.
Según los analistas de Bank of America, la compra de vivienda, en descenso desde hace varios años, es la primera muestra de que la economía no crece al ritmo deseado. Sin embargo, esta brecha generacional en la distribución de gastos muestra un panorama difícil de explicar.
Los mayores nacidos entre 1928 y 1945, llamados Tradicionalistas en Estados Unidos, aumentaron sus gastos de ocio en un 5,3%, casi dos puntos más que los Baby Boomers (2,2%). Este mismo gasto cayó hasta el 1,5% en las generaciones más jóvenes. Si no fuera por el gasto "agresivo" de los mayores, tal y como lo denominan en el informe, el gasto en consumo hubiera arrojado datos negativos.
Según los expertos, los americanos mayores se han beneficiado de la subida de las pensiones. Desde enero, las pensiones han subido un 8,7%, el mayor incremento desde 1981. Esa subida, que responde a la inflación, ha producido una subida media mensual de las pensiones de 146 dólares; es decir, casi 1.800 dólares al año. Sin embargo, la subida del gasto en bienes y servicios destinados al ocio es mayor entre los americanos mayores con altos ingresos, esos a los que precisamente la subida de las pensiones impacta menos.
Para algunos analistas, esto podría significar que hay cambios en la manera en la que se percibe el ocio y el lujo, casi como bienes de primera necesidad. La pandemia, probablemente, ha hecho que querer disfrutar de la vida se haya colado entre las necesidades básicas.
El informe de Bank of America incide en otro aspecto: muchos jóvenes se enfrentan al pago de la deuda contraída para financiar sus estudios universitarios. El riesgo de colapso financiero es tan alto que la Administración Biden está valorando dar un tiempo de carencia para este tipo de pagos. El paro sufrido durante el Covid ha influido en el ratio de impagos, aún activos entre los americanos más jóvenes. En la actualidad, la deuda de préstamos universitarios está en los 1,6 millones de dólares, según datos de la Reserva Federal de Nueva York. Los deudores, en su mayoría, no llegan a los 49 años.
Para millones de millennials y personas de la Generación Z, sus finanzas líquidas se disuelven en el pago de vivienda y préstamo de estudios. No queda dinero para gastos dedicados al ocio de alta gama. De ahí que los vídeo-juegos, las plataformas de contenidos o un simple paseo por la ciudad se haya convertido en su divertimento premium.