El final de las vacaciones de verano siempre viene acompañado de la denominada 'operación retorno' de la DGT, con millones de familias volviendo a sus lugares habituales de residencia, y de la vuelta al cole de los más jóvenes de la casa. Pero hay un tercer vértice en ese triángulo del regreso que lo constituye la 'Operación Despensa', en la que las grandes empresas de distribución alimentaria preparan sus estructuras logísticas para un cambio radical en la demanda de sus productos.
No puede ser igual el patrón de funcionamiento de un supermercado en pleno mes de agosto en las ciudades de interior, cuando la mayor parte de la gente descansa en las costas, que en septiembre. No tendría sentido querer vender la misma cantidad de productos ante un número mucho más reducido de compradores. Con el abandono de los destinos vacaciones y el regreso a casa se produce un brusco cambio del consumo en las grandes ciudades, solo equiparable a las fechas navideñas, provocando una gran demanda de alimentos básicos y frescos.
Ante este aumento, las más de 300 plataformas logísticas de gran consumo que conforman la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) acometen la 'Operación Despensa' ciñéndose a un plan consistente en dar respuesta a los tres cambios fundamentales en el consumo.
En primer lugar, se debe trasladar el grueso de la demanda desde las tiendas ubicadas en zonas turísticas —de donde se va la gente— hacia los supermercados de las áreas urbanas —a donde vuelven—. Durante los meses de julio y agosto, alrededor de 1.500 supermercados situados en zonas de costa, pueblos de interior y montaña han reforzado su servicio ante el alza de la demanda; ahora estos mismos consumidores a los que se ha atendido concentrarán sus compras de despensa en sus supermercados de referencia habituales y lo harán en unos pocos días.
En segundo lugar está la compra de los alimentos básicos con los que reponer despensas y frigoríficos. En la composición de la cesta de la compra de este año se espera que el producto estrella sigan siendo las legumbres, que registran el mayor incremento de ventas (casi el 50%) respecto a los meses anteriores.
Además, los consumidores reponen sus frigoríficos con las categorías de carnes frescas más comunes (vacuno, pollo y cerdo) y transformadas (salchichas); mientras que, en lo referente al pescado, optan mayoritariamente por el congelado. En cuanto a las frutas y hortalizas, se vuelve a dar prioridad a los básicos de la cocina, como pimientos, zanahorias, calabacines o puerros. No faltarán la leche, el queso, el aceite, los huevos, el azúcar, las harinas o la pasta.
La distribución mayorista también afronta el final de la temporada alta en hoteles y restaurantes costeros y adapta sus estructuras para seguir sirviendo a los que permanecen abiertos y a los miles de supermercados a los que prestan servicio. No hay que olvidarque, aunque no se llenen las playas, allí también viven personas.
"La vuelta de las vacaciones es, junto con la Navidad, un momento clave en la cadena logística de la distribución alimentaria para dar respuesta a cambios bruscos en las tendencias de consumo. La capacidad de previsión y de reacción que tienen nuestras empresas, en colaboración con el resto de la cadena de valor, es fundamental para responder con eficacia a este cambio en la demanda del consumidor, que se concentra en unos pocos días", explica Nuria Cardoso, directora de Comunicación de Asedas.
No parece haber ningún problema de desabastecimiento de cara a septiembre, pero organizar la vuelta a casa es imprescindible, no solo para los consumidores que tenemos que llenar la nevera tras dejar los bártulos vacacionales en el trastero, también para los supermercados, que deben planificarse bajo un sencillo precepto: donde hay más personas tiene que haber más producto.