Si hay un producto que no puede faltar en un hogar, ese es el papel higiénico. Prueba de ello tenemos en el confinamiento de 2020, en el que este producto de higiene personal se convirtió en uno de los artículos que más escaseó en los supermercados, sobre todo en esas primeras semanas de histeria colectiva en las que nadie sabía cómo evolucionaría la situación ni cuánto tiempo permaneceríamos en nuestros hogares.
Imaginar una vida sin papel higiénico resulta prácticamente imposible, y aunque a primera vista parezca que tiene un uso muy limitado, la realidad es que este artículo también puede sernos de ayuda fuera del baño, y no solo como pañuelo o como alternativa a las servilletas o el papel de cocina.
El papel higiénico, por extraño que parezca, también puede sernos de ayuda a la hora de combatir un desagradable problema: los malos olores de la nevera. Y es que a veces, cuando almacenamos tantos alimentos en un espacio cerrado, puede darse el caso de que el electrodoméstico quede impregnado de malos olores. Por suerte, con un rollo de papel higiénico podemos prevenir esta incómoda situación.
Este truco es tan sencillo que no requiere ningún tipo de esfuerzo. De hecho, tan solo hay que colocar el rollo de papel en una esquina, cajón o balda de la nevera y dejar que actúe. Así de fácil.
Gracias a la celulosa presente en su composición, el papel higiénico puede absorber tanto los malos olores de los alimentos como las partículas de agua del ambiente, liberando la nevera de los malos olores que en ella se hubieran acumulado. Además, también puede introducirse en el congelador para absorber la humedad y evitar que se forme escarcha, algo que puede resultar especialmente incómodo en los congeladores más pequeños.
Para aumentar la eficacia de este truco, se recomienda mojar el rollo con una mezcla de agua y bicarbonato de sodio, ya que sus propiedades antisépticas, antifúngicas y antibacterianas lo convierten en un aliado ideal contra los malos olores, e incluso añadir un segundo rollo adicional, en caso de que los olores no se disipen.
El rollo de papel deberá cambiarse cuando la celulosa ya esté húmeda o, en su defecto, cuando hayan transcurrido dos semanas. De este modo, se podrá mantener la nevera libre de olores. No obstante, y a pesar de lo útil que puede resultar esta solución, para poder mantener una nevera bien limpia se recomienda limpiarla y desinfectarla periódicamente, ya que este electrodoméstico puede acumular una gran cantidad de bacterias y restos.
En concreto, se recomienda limpiar la nevera al menos una vez cada dos meses. Así nos aseguraremos de que los alimentos mantienen todas sus propiedades naturales.