Sobre las piscinas comunitarias se cierne el silencio administrativo. En ningún punto de las cuatro fases de la desescalada se habla explícitamente de ellas. El ministerio de Sanidad acaba de hacer público un documento, consensuado con el sector y las comunidades autónomas, que establece las condiciones de apertura de las piscinas de gestión pública o privada. Se insiste en las medidas de distanciamiento social, la higiene, desinfección y ventilación de todas las instalaciones y el control de aforo. Son medidas que entrarán en vigor cuando esté claro en qué momento de la desescalada podrán abrirse, en una fecha aún por determinar. De las piscinas comunitarias, sin embargo, sigue sin haber noticias.
Legalmente dependen de la comunidad autónoma en la que se encuentren las viviendas que disponen de ellas. En muchos casos son elementos que dependen de la temporada estival (no así las comunidades que poseen piscina cubierta), por lo que su apertura se está asimilando a la de las piscinas públicas o las playas. ¿Se abrirán en las mismas condiciones? Aún no se sabe, pero lo que está claro es abrir o no la piscina de la comunidad, uno de los grandes momentazos de la convivencia entre vecinos, puede producir este año dolor de cabeza.
Las piscinas comunitarias solían abrir a principios de junio y cerraban tres meses después. En el caso de que la desescalada se produjera de manera uniforme, la temporada de playa y piscinas públicas comenzaría en la fase 3, a principios de junio. Pero la desescalada no es un homogénea y en Madrid, por ejemplo, una de las comunidades más azotadas por la pandemia, la fase 0 se ha prolongado al menos una semana más, lo que implica un retraso en la reanudación de todas las actividades.
Lo que se debate ahora es si el retraso puede poner en peligro la apertura de este tipo de piscinas. "Depende de cada comunidad, se puede decidir no abrir la piscina por no poder garantizar las condiciones higiénico-sanitarias o porque abrirla menos tiempo suponga un coste elevado que la comunidad prefiere ahorrar", explica Javier Espín, doctor en Derecho Civil y administrador de Tu Finca Administradores. Y en ese punto, ¿es fácil alcanzar el acuerdo? "Ahora mismo, es difícil. Una decisión de este calado tendría que tomarse en una junta extraordinaria con una mayoría cualificada, una mayoría de 2/3 porque estamos hablando de la supresión de un elemento común, y ahora es imposible: en la fase 0 no es posible celebrar juntas y todas las decisiones recaen en el presidente de la comunidad".
Si la pandemia tuviera un mantra sería 'contagio cero'. En lo tocante a las piscinas, parece que no tendría mucho sentido no poder bañarse en una autonomía 'confinada' en una fase temprana de la desescalada y sí en otra más avanzada. El riesgo de propagación del virus sería enorme. Por eso, el Colegio Oficial de Administradores de Fincas reclama una legislación común para toda España y unas condiciones precisas desde el ministerio de Sanidad.
La otra opción, la de facultar a los presidentes de las comunidades de vecinos o a sus juntas de gobierno para decidir cómo sería la apertura a partir de unas condiciones mínimas, parece aventurada. Para Soledad, presidenta de una comunidad de propietarios a las afueras de Madrid, "lo deseable es que hubiera unas directrices claras desde el ministerio de Sanidad y para todo el territorio. El agua de las piscinas comunitarias siempre ha estado controlada y por lo que parece, el virus no sobrevive bien en el agua del mar o en las piscinas de cloro o de sal. Para mí es más preocupante poder ser rigurosos en la higiene fuera de la piscina y, lo más importante, si se mantiene el distanciamiento social, ¿cómo llevarlo a cabo?".
Soledad es presidenta de su comunidad desde hace tres años, pero siempre ha estado muy involucrada en su gestión. Con la llegada del coronavirus, las decisiones se multiplican y se complican. "Recordar a los vecinos que tienen que extremar la higiene, no usar las zonas comunes, llevar a cabo una desinfección profunda, estar al tanto de los vecinos mayores o los que están solos… Es lo que toca, pero tener que pensar cómo organizar la temporada de piscina es posiblemente lo peor", afirma. ¿Habrá que hacer turnos de uso, estipular que los padres vigilen a sus hijos para impedir que se junten grupos grandes, limitar los horarios o el tiempo de estancia…? De momento, lo que tiene claro es que van a instalar dosificadores de geles desinfectantes en la entrada del recinto. Y que la tradicional fiesta que todos los años iniciaba la temporada peligra.
Como en otros sectores, y hasta que haya unos requisitos precisos, la patronal que reúne a las empresas de mantenimiento de piscinas se prepara y ha creado un protocolo de piscinas saludables que puede marcar la pauta de cómo será la Nueva Normalidad en las piscinas comunitarias. De hecho, el ministerio de Sanidad ya ha informado que, independientemente de que se abran, el agua de las piscinas necesita un tratamiento de desinfección para evitar la propagación de microorganismos y que el mantenimiento siempre sería necesario.
Según la OMS una concentración residual de cloro libre en el agua de la piscina durante 30 minutos puede puede eliminar virus envueltos como los coronavirus. Un reciente informe del CSIC también hablaba de la escasa posibilidad de contagio en el agua del mar o en el agua de las piscinas con cloro o salinas, como son la mayoría de las piscinas comunitarias.
Al margen de la calidad del agua, existen otras pautas recomendadas según si la piscina tiene o no socorrista. Las comunidades autónomas son las que regulan la obligatoriedad de este servicio. En el caso de las piscinas con socorrista el acceso se realizará a través de un único pediluvio. El socorrista, además, debe realizar un mínimo de tres mediciones diarias de los niveles de cloro y pH.
En las dos opciones se prioriza el distanciamiento social, la higiene extrema y la reducción del aforo. Adiós a aguadillas, juegos, a las toallas desperdigadas y a los aperitivos o meriendas cerca del agua. Además, existen otras recomendaciones: