Cuando llega la hora de viajar por trabajo o por vacaciones tenemos la posibilidad de contratar el vuelo con una compañía de bajo coste. No obstante, decidirnos por una empresa de este tipo implica que conozcamos su funcionamiento para no llevarnos sorpresas porque sabremos lo que estamos comprando. En Uppers hemos repasado cuáles son los pros y los contras de las compañías low cost
Viajar en avión era un lujazo hace años. Llegaron las aerolíneas de bajo coste y nos permitieron a todos plantarnos al otro lado del país o del mundo a un precio increíble. Eso sí, con unas condiciones muy inferiores a las líneas tradicionales. Sus precios son tan atractivos porque prescinden de una serie de servicios que siempre se han dado por hechos.
Estas prestaciones son por ejemplo un aperitivo en vuelos cortos como por ejemplo de Madrid a Barcelona o la comida en un vuelo de media distancia de la Península a Canarias. Igualmente dan libertad para viajar con varias maletas y proporcionan una asistencia personalizada para cualquier gestión con devoluciones, reembolsos e indemnizaciones si incumplen lo contratado.
Las compañías low cost, es decir, allí donde todos quieren ir de vacaciones, cualquier alimento o consumición requerida durante el trayecto tiene un coste y de “milagro” dejan viajar con una maleta de cabina. Cualquier cosa que no sea el trayecto en cuestión se cobra. Por eso son de bajo coste. Sus precios son tan reducidos porque se ha prescindido de todo.
En Europa ya hay multitud de aerolíneas de este tipo que incluso ofrecen viajes trasatlánticos. El dinero que cobran a veces es bajísimo pero hay que ceñirse a fechas muy concretas. Por ejemplo, nunca son atractivos cuando hay un puente o ante la Navidad, la Semana Santa o el verano. En larga distancia sobre todo encajan para aquellas personas que tienen la posibilidad de irse de vacaciones en cualquier momento.
En cambio, nunca merecen la pena para las que se ciñen obligatoriamente a las vacaciones típicas escolares o en agosto, por ejemplo. Además, cuanta más antelación a la hora de comprar, menos dinero. Una vez adquirido ese “chollo” de viaje en unas fechas concretas hay ciertos aspectos a tener presentes con el fin de conservar el precio y no terminar pagando casi lo mismo que si no hubiéramos elegido una low cost.
Lo primero es realizar la compra con la máxima atención posible a la hora de navegar por la web de la compañía. En realidad, están diseñadas estratégicamente para hacernos creer que hay que abonar una cantidad por la selección de asiento, añadir equipaje, contratar un seguro o adelantar el servicio de la comida a bordo.
Sin embargo, según se va avanzando, la página va informando de que esos servicios se pueden adquirir en cualquier momento y que la butaca concreta en la que viajar se asignará de forma automática al hacer el check-in. Es decir, hay que poner cuidado para no pagar de más.
Otro punto que comprobar detenidamente es el aeropuerto de destino concreto. Estas compañías “juegan” con nuestro desconocimiento. Por ejemplo, comercializan un vuelo a Praga, pero en realidad el avión aterriza en otra ciudad a dos horas en coche. La consecuencia es que el ahorro en una low cost después se gasta en trayectos con la pérdida de tiempo que supone. Lógicamente ese viaje se ha comercializado más barato debido a que los aeropuertos secundarios facturan por sus servicios mucho menos que los principales.
Cada línea aérea tiene sus propias condiciones establecidas para realizar el check-in. Algunas lo exigen online y cobran el servicio si se realiza en el mismo aeropuerto. De este modo, es necesario asegurarse de cómo debemos actuar para que salga gratuito. Incluso puede que se exija llevar el billete impreso y no sea válido operar con el móvil, aunque no se vaya a facturar el equipaje.
Precisamente, lo de las maletas es un punto que lo tienen muy presente en las aerolíneas low cost. Ningún equipaje pasa desapercibido, todos se miden y se pesan para cobrar lo correspondiente en caso de sobrepasar los límites que haya definidos. Con todo ello, es esencial leer con detalle todo lo que respecta a los bultos antes de volar para evitar un recargo muchas veces exagerado.
Por último, hay que estar atento a posibles modificaciones en las horas de salida de los vuelos. Ante cancelaciones, retrasos o la pérdida del equipaje las compensaciones económicas son las mínimas. Se añade el que algunas empresas low cost no disponen de un buen centro de atención al cliente y ponerse en contacto con ellas para dudas, consultas o reclamaciones a veces desespera. Además, esta modalidad de billetes no suele incluir cambios, modificaciones o reembolsos y si así se solicita se cobra un suplemento importante.