Hace ya más de 20 años que Tom Hanks nos demostró en 'Naufrago' que era posible sobrevivir en una isla paradisiaca sin recursos. Podemos pensar que al ser una película es simplemente ficción, pero hay historias de la vida real que nos ayudan a creer en que sí que es posible sobrevivir en una isla deshabitada. Isla Moyenne es un paraíso natural de unas nueve hectáreas llena de leyendas y tesoros piratas que desde 1917 estuvo deshabitada hasta que un hombre, Brendon Grimshaw, la compró en los años 60 y a la que se fue a vivir en los 70 hasta su muerte en 2012. Te contamos su historia.
La isla, en el archipiélago de las Seychelles, llevaba desde 1917 abandonada, pero sobre ella se contaban grandes historias de piratas, sobre todo una, la que decía que entre sus playas y árboles se encontraba escondido un tesoro que concentraba joyas y oro por valor de unos 50 millones de dólares que los forajidos habían escondido. Ese pequeño terreno de tierra en pleno Océano Índico era un refugio para los corsarios que asaltaban los barcos que hacían la ruta entre la India y África.
¿Qué hay de nuestro Robison Crusoe? Grimshaw era un hombre británico que trabajaba como editor de un importante grupo periodístico de Tanzania que, en unas vacaciones en Seychelles se enamoró de la isla, de su paz y del ambiente salvaje y aventurero que se respiraba en ese paraíso. Fue entonces cuando se planteó un posible cambio de vida y compró en 1962 la isla, pero no fue hasta 1973 cuando realmente se lanzó, con 48 años, a vivir en ella.
Hacía décadas que nadie vivía en ella, no había agua potable, tampoco electricidad y, por supuesto, cualquier comodidad de la que disfrutaba en su vida anterior no existía en Moyenne. El día que se plantó en ella lo hizo con varias cajas que contenían comida enlatada, agua, diferentes herramientas y materiales, y algunos libros. Con los años logró cambiar la isla con la ayuda de Rene Lafortune, un nativo que trabajaba allí con él y con el que plantó cientos de árboles y construyó senderos naturales para recorrer la isla.
Trabajaron mano a mano durante décadas, aprovechando para buscar el famoso tesoro pirata que la leyenda relataba que se encontraba entre la arena y la vegetación de Moyenne, pero nunca dieron con él. En 2007, tras varios años de lucha, Rene falleció de cáncer, pero Brendon Grimshaw siguió trabajando en la isla e incluso ayudó a salvar una especie de tortuga gigante que estaba en peligro de extinción.
El que fue editor de medios tenía claro que quería conservar la virginidad de la isla, por eso mismo llegó a rechazar los 50 millones de dólares que le ofreció un príncipe saudí por el trozo de tierra en el Océano Índico. "No quiero que la isla se convierta en el lugar de vacaciones favorito de los ricos", dijo. Entonces, en 2008 la isla fue finalmente declarada Parque Nacional. Esto le dio tranquilidad a Grimshaw al saber que cuando él faltara, la isla seguiría estando protegida.
En 2012 el hombre falleció y, según relata la BBC, su tumba se encuentra en la isla junto a la de dos piratas desconocidos que descubrió junto a Rene en una de sus expediciones por la zona. Entre sus últimas voluntades, dejó escrito que "Moyenne debe mantenerse como un lugar de oración, paz, tranquilidad, relajación y conocimiento para los habitantes de Seychelles y los visitantes del extranjero de todas las nacionalidades, colores y credos".
Después de su fallecimiento, la isla está en manos de la Fundación de la Isla Moyenne, donde ahora hay un pequeño restaurante, un minúsculo museo en honor a la vida de Grimshaw y dos guarderías para la cría de tortugas gigantes.
Moyenne puede visitarse y la experiencia es que estas pisando una isla totalmente virgen, ya que al llegar en barco no hay embarcadero, te bajas en la misma orilla con agua cristalina y arena blanca para luego adentrarte en la zona boscosa llena de diferentes árboles plantados por Brendon y Rene durante años. Eso sí, al parecer a veces un sendero puede estar bloqueado por una de las tortugas que habitan la isla.