Llega el invierno y el frío y las lluvias cada vez son más comunes, más aún con muchas de las montañas ya nevadas. Por eso mismo en muchos puntos de España la calefacción en esta época es clave si no quieres por casa cubierto de mantas o como si fueses un esquimal. Por eso mismo quienes ni tienen calefacción en casa suelen optar por las estufas, y muchas de ellas son de parafina, que funcionan gracias a esta sustancia y las puedes mover a la estancia que quieras que se caliente un poco. Pero, ¿son las más adecuadas?
La parafina es una especie de combustible fácil de conseguir y con el que rápidamente se puede calentar una cocina, un comedor o un salón. Este tipo de estufas no son nuevas, por eso mismo aún quedan muchas de mecha, aunque poco a poco se han ido sustituyendo por las eléctricas, que simplemente hay que enchufarlas y cuentan con más funciones para controlar la temperatura o incluso poder programarla. Ahora bien, a pesar de ser aparatos fantásticos, al igual que tienen sus ventajas también tienen algunos aspectos con los que tener cuidado o incluso contraindicaciones.
Quizá uno de sus grandes atractivos sea que no se necesita ninguna instalación previa, lo que evita palabras como “obra” o “reforma”, bastante temidas, pues es un aparato que o bien funciona por mecha o bien es eléctrico. Además, al poder encenderla y apagarla cuando quieras eres tú quien controla el gasto total de energía, sin necesidad de tener una compañía contratada de suministro.
Por su parte, son fáciles de mover, pudiéndola llevar al salón o cualquier otra habitación donde estés para evitar el frío con una gran capacidad para calentar grandes espacios y mantener una buena temperatura, agradable, sin que haya un exceso de calor que contraste demasiado con el frío del exterior. Las más nuevas tienen sistemas de seguridad muy óptimos gracias a los cuales si hay un nivel superior de CO2 en el aire al que debería o se cae la estufa ella misma se apaga.
El combustible es fácil de guardar o almacenar al venir en garrafas y el mantenimiento de las estufas es mínimo, procurando tenerlas siempre limpias y en caso de ser de mecha cambiarla cuando está desgastada para que sea eficaz.
Pero ahora vienen los contras de las estufas de parafina, esos detalles que hacen que no sea tan perfecta como esperábamos y por los que hay que tener cuidado cuando la utilizamos, ya que no debemos olvidar que estamos generando calor desde un aparato y eso puede resultar peligroso.
Bien, pues la estufas de parafina no están especialmente recomendadas para habitaciones muy pequeñas, más bien todo lo contrario, están indicadas para grandes espacios que cuenten con una buena ventilación. Es más, no se debe usar en espacios totalmente cerrados, pues se debe ventilar la sala con frecuencia y nunca dormirse con ella encendida, siempre hay que apagarla una vez nos vamos a la cama.
Si eres de los que tiene un olfato afinado lo ideal es usar parafina sin aromas, pues otras pueden producir olor al encenderse y apagarse y no ser del todo agradable. Recuerda tener siempre una botella de repuesto, más aún en invierno, para no quedarte sin combustible y, por tanto, sin calefacción. Y recuerda, la parafina es un producto que deriva del petróleo, por lo que tiene poco de ecológico o sostenible, de ahí que sea importante hacer un uso responsable para evitar al máximo un exceso de contaminación.
Ya ves que las estufas de parafina tienen sus pros y sus contras, como casi todo. Para unos la balanza se irá a lo positivo y para otros hacia lo negativo, todo dependerá de las necesidades de cada uno y lo que busquen, pero sin duda las estufas de parafina pueden convertirse en una opción a tener en cuenta.