Jugar a la lotería es un ritual para muchas personas de nuestro país. Acudir al mismo puesto de siempre, ponerse al día con el lotero, recoger el número que llevas jugando durante décadas y esperar a que la suerte se ponga de tu lado. Porque, claro está, en los juegos de azar se asume la suerte como el factor determinante a la hora de conseguir el ansiado premio. Pero, ¿y si hubiera un método para ganar? El matemático rumano Stefan Mandel, usando el suyo, la ganó 14 veces.
Corrían los años 60, en los que el matemático trabajaba en su país como contable en la compañía nacional minera. En aquellos tiempos de dominio soviético en la región, en el contexto de la Guerra Fría, Mandel buscaba una actividad que le permitiera vivir el sueño de todas las personas: trabajar menos y vivir mejor. Fue así como comenzó a idear un algoritmo con el que poder predecir los números que terminarían conformando los premios de la lotería. Tras algún tiempo de investigación exhaustiva, finalmente dio con la fórmula que, años después, le convertiría en millonario. ¿Cómo lo hizo?
El método de Mandel consistía, simple y llanamente, en elegir cinco de los seis números que conformaban el juego al que decidió apostar. Con ayuda de algunos amigos, que ejercieron como mecenas de su experimento, la cuadrilla compró todos los boletos de esa franja con todas las combinaciones posibles, elevando exponencialmente sus posibilidades de triunfo. Y así fue.
Ganaron el primer premio, que fueron un total de 30.000 dólares en leu rumano, la moneda del país. Pagó los impuestos, devolvió la inversión con beneficio a sus mecenas y le quedó un total de 5.000 dólares, una suma que por aquel entonces permitía un retiro temporal de sus actividades para continuar con su periplo hacia el millón. Con aquel dinero, se fue de Rumanía y pasó por Europa e Israel hasta que finalmente se estableció en Australia, donde volvió a la carga con otro método.
Allí, los juegos eran más amplios que en su país: las combinaciones posibles eran mucho mayores y el premio también. Es por ello que, con aquel método, amplió la infraestructura la red de mecenas y colaboradores y terminó ganando, de nuevo, la Lottery No obstante, a las autoridades pareció no gustarles el truco de Mandel y decidieron cambiar la legislación sobre aquellos juegos para evitar lo que terminarían considerando como una estafa.
Lejos del país, Mandel viajó hasta Estados Unidos y comenzó a investigar acerca de la Lotería del estado de Virginia, ya que los boletos tenían un precio bastante asequible (cercano a un dólar) y el número de combinaciones que debía cubrir junto a sus compañeros se encontraba en un umbral posible. Con una inversión de 7 millones de dólares, Mandel volvió a triunfar y ganó 27 millones de euros, además del dinero que devolvió a sus mecenas.
Con la mosca detrás de la oreja, el FBI comenzó a investigarle a finales de los 80 por fraude. Después de sortear a la justicia y las autoridades con sucesivos escapes a Israel y Reino Unido, en 2004 fue sorprendido, juzgado y sentenciado a 10 meses de prisión y el pago de una multa de 30.000 dólares por estafa. Pagó, salió y desde 2005 se le perdió la pista. Pero a juzgar por las consecuencias de sus actos, parece que el método le terminó funcionando muy bien.