Mi sobrino y su futura mujer nos han entregado muy ceremoniosos y radiantes su invitación de boda. La noticia es emocionante y ha merecido un brindis. También les hemos hecho unas doscientas preguntas sobre el evento. Ya en calma, reorganizamos agendas, pensamos en vestidos y trajes y nos viene a la cabeza el regalo, porque educadamente se solicita en efectivo mediante una bonita tarjeta.
En Uppers queremos saber ¿cuánto dinero hay que dar como invitado de una boda? Hemos lanzado la pregunta a toda la redacción: “¿Cuánto dinero se da en una boda?”. También hemos consultado a una empresa especializada en la organización de este tipo de eventos.
Casarse es carísimo. Implica un desembolso económico importante y los novios quieren que sea una boda de ensueño. Lo habitual es empezar con una larguísima lista de invitados que va adelgazando a medida que engorda el presupuesto: los trajes, la peluquería, el maquillaje, la alfombra, las flores, los detalles, las fotos, el menú, el menaje, la música, el DJ, el viaje de novios… Es un duelo entre el corazón y la cabeza.
Al otro lado están los invitados para los que también supone un gasto imprevisto por vestir y calzar a toda la familia si hay hijos, desplazarse e incluso dormir fuera. Pero, sin duda, lo que más dudas genera es el regalo.
Décadas atrás se llevaban las listas de boda de una tienda o de unos grandes almacenes con regalos verdaderos como unas maletas o la cubertería en tramos. También había regalos ficticios. Los invitados compraban “adrede” un candelabro de plata horrible, como hicieron mis compañeras de la universidad hace 25 años, para que los novios lo cambiaran por una cuota del viaje.
Ahora es todo más fácil y práctico. En la misma invitación se añade una tarjeta ideal con un nombre y un número de cuenta bancaria. Con el fin de que sea menos violento, eso de pedir dinero directamente como regalo, a veces se añade una frase jocosa tipo: “Se generoso que nos vamos a las Maldivas”. Mi madre decía que lo básico era cubrir el cubierto de cada persona en el restaurante elegido. El menú es el mayor desembolso, pero se añade muchos más gastos como ya hemos enumerado.
Desde la compañía que organiza bodas apuntan que el gasto medio por cubierto se sitúa en los 120 o 150 euros. Por tanto, el regalo económico mínimo debería ser de 240 a 300 euros si vamos en pareja. Cuando los niños también están invitados suponen un comensal más y en este caso no funciona lo de “es que mi niño come poco”. Así, cuando la familia la componen tres, cuatro, cinco… se debería ir incrementando el regalo monetario en consonancia.
Por supuesto que nunca es una obligación llegar a un mínimo, ni siquiera hacerlo. Los novios celebran su boda porque quieren y lo desean. Cuentan con que el gasto va a ser increíble. Si es un amigo o un familiar y no se dispone de presupuesto para regalar, lo más lógico es hablarlo con los novios y hacer una propuesta: no asistir; asistir y a cambio ofrecerse a llevar a cabo tareas que se hacen infinitas (recoger a la tía abuela y dejarla después en su casa, embolsar los regalos y repartirlos, contratar las flores, preparar la música del baile, etcétera); o asistir y hacer el regalo en cuanto se cuente con liquidez.
Aquellos que han recibido una invitación de boda, pero saben que es de compromiso, y además no les viene bien por su situación económica, pueden declinarla sin más. Enviar una transferencia simbólica será bien recibida, mas los novios también entenderán que en ese caso no se haga ningún regalo.
Entrando más en detalle, a medida que el parentesco con los novios se estrecha, el regalo debe ser mayor. Es decir, los padrinos, los tíos y los hermanos de los protagonistas tendrían que superar ese gasto del cubierto de los que asistan por cada unidad familiar. Desde la empresa organizadora recomiendan que se incremente la cantidad de modo que sobre un remanente significativo con el que, por ejemplo, colaborar para pagar el viaje de los novios.
De este modo, con lo que hoy en día cuesta casarse, cuando se trata de un familiar directo como un sobrino o un hermano, “el protocolo dictamina que el regalo no ha de ser inferior a los 250 euros por persona y 500 euros por pareja”. Si asistieran también los hijos habría que elevar el desembolso o consultar a los novios si prefieren un regalo material: un electrodoméstico, la sesión fotográfica, los anillos o unos billetes de avión a otro continente. A lo mejor les hace más ilusión.
A veces, aunque no corra la misma sangre, los amigos son como hermanos, con lo cual, si se casa nuestro mejor amigo los importes deberían ser parecidos. Otra posibilidad es cuando un amigo de siempre o de la oficina nos invita. Nos llevamos fenomenal y lo pasamos estupendamente bien juntos, pero no somos uña y carne. En este caso habría que cubrir el cubierto y subir un poco más.
La última relación posible sería la de compromiso o aquella no tan estrecha donde con enviar una transferencia similar al cubierto sería suficiente. Para terminar, recuerda que será un día inolvidable para la pareja y de lo que realmente debes preocuparte es de hacerla feliz.