En un contexto de inflación récord como el actual, con los precios disparados, la crisis del gas y la incertidumbre en los mercados, es más importante que nunca que aciertes con tus decisiones en las finanzas o en el trabajo. Y muchas veces renovar objetivos y definir retos es todo un desafío. Para ayudarte en estas situaciones hay un concepto económico simple: el coste de oportunidad. Se trata de una buena forma de evaluar y cuantificar inversiones cuando tienes varias alternativas posibles. Siempre que tomas una decisión abandonas otras opciones. Y el valor de esa decisión viene determinado por lo que tuviste que sacrificar al tomarla. En otras palabras, el coste de oportunidad se refiere a lo que dejas de hacer cuando eliges una opción.
Este concepto se puede aplicar en cualquier campo: en la gestión de la economía global, en el ámbito empresarial y hasta en la vida diaria. Por ejemplo, si una noche tienes que decidir entre acudir a una fiesta o ir al cine. El coste de oportunidad de esa decisión incluye el dinero que cuesta la entrada del cine y lo que te has perdido por no ir a esa fiesta.
En ese sentido, es importante tener en cuenta los costes de oportunidad a la hora de decidir entre distintas opciones financieras, pues son cruciales para tomar la decisión más lucrativa. En finanzas a esto también se le conoce como valor de la mejor opción no seleccionada. Se define como el monto de los recursos que de forma imaginaria dejas de percibir al tomar una decisión entre dos o más opciones. Otro ejemplo: Decides invertir un capital en una propiedad, lo que significa renunciar a los ingresos por intereses que habrías obtenido con el capital en otro tipo de inversión. En este caso, esta pérdida de ingresos por intereses es el coste de oportunidad.
No existe una única fórmula para calcular este concepto, pero sí hay dos pasos para cuantificarlo en términos matemáticos.
El coste de oportunidad también puede servirte para decantarte entre dos puestos de trabajo entre los que dudas. Pongamos un sencillo ejemplo en el que tienes que elegir entre un puesto de camarero o de cajero. En el primer empleo se pagan 10 euros por hora, mientras que en el segundo son 15 euros. Si te decides por el trabajo de cajero, para calcular lo que estás sacrificando con respecto a lo que estás ganando deberías restarle a los 15 euros que ganas como cajero los 10 euros que dejas de ganar como camarero. El resultado significa que estás ganando 5 euros por cada hora de trabajo con la decisión que has tomado.
Por supuesto, con esta fórmula no se tienen en cuenta los aspectos menos tangibles y cuantitativos, como son tus propias preferencias personales. Ahí ya serás tú quien valore todos los aspectos a la hora de tomar una decisión final.