Hablar de viajes exclusivos es hablar de gastarse mucho dinero en tener tu propio avión, un jet privado que te permite viajar con toda la comodidad del mundo a cualquier destino cuando quieras y con quien quieras. Pero claro, eso tiene un coste que no está al alcance de cualquiera, sino al de las grandes estrellas mundiales o empresarios para los que echar a volar su avión supone un gasto irrisorio. Ahora bien, ¿cuánto cuesta de verdad tener un jet privado?
Pues, aunque no existe una cifra exacta, lo que sí se puede afirmar con rotundidad es que no va a ser un precio especialmente barato, sino que va a conllevar un enorme desembolso, que será mayor o menor dependiendo del tamaño de la nave o de su autonomía en cada vuelo.
Según detallan los especialistas en aviación de iJet en sus redes sociales, “un avión de corto alcance puede costar entre tres y diez millones de dólares, pero uno jet de largo alcance puede llegar a costar unos 60 millones de dólares”. No cabe duda de que para cualquier mortal se trata de un dineral, pero para otros se trata de cifras más que justificadas porque les permite tener mayor flexibilidad a la hora de realizar los vuelos cómo y cuándo quieran, además de ahorrarse tiempo ajustando los vuelos a su agenda, no al contrario.
Por eso mismo la decisión de hacerse con un avión privado suele nacer de querer optimizar el tiempo (además de poder permitírtelo), pues hay conexiones que no existen y que necesitarían escala, por eso optan por sus propios aviones en los que ir con todas las comodidades sin tener que estar pensando en las escalas.
No obstante, en cada vuelo los gastos se van sumando. Una sola hora en el aire de un jet privado de corto alcance cuesta unos 3.000 euros, mientras que si se trata de uno de largo alcance el coste por hora puede aumentar a los 12.000 euros de media.
A todo ello hay que sumar los costes que van surgiendo, se estima que anualmente hay que desembolsarse entre 500.000 y un millón de dólares en su mantenimiento entre el combustible, tener el hangar acondicionado, los costes de tripulación, el mantenimiento rutinario, la comida, la limpieza o la asistencia en tierra, así como el seguro, totalmente necesario.
Sin duda, es un lujo al alcance de unos pocos que se pueden permitir este tipo de viajes. Sin embargo, están en el punto de mira porque contaminan mucho más, una sola hora de vuelo puede emitir unas dos toneladas de CO2 y en comparación con los vuelos comerciales las personas que transporta son muchas menos. La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente publicó un estudio en el que subrayan que los aviones privados son de 5 a 14 veces más contaminantes que los comerciales por pasajero.