La moneda de peseta que puedes tener en algún cajón y vale 7.000 euros

Quien tiene un cajón lleno de monedas antiguas puede tener un tesoro. Sí, es cierto que una peseta perdida en algún rincón puede tener un valor nulo más allá del sentimental. Sin embargo, alguna de esas reliquias sí puede valer una pequeña fortuna fortuna. Según el Banco de España, hasta 728 millones de euros en pesetas quedaron sin cambiar, por lo que está claro aún quedan muchas de estas monedas ocultas y cogiendo polvo en desvanes, armarios y cofres antiguos.

Entre esas pesetas que puedes tener a buen recaudo tú o alguno de tus familiares hay una pieza acuñada en la época de Franco, en 1946, que puede alcanzar en subasta los 7.000 euros y que es conocida como 'la peseta de Benlliure', mucho más rara y difícil de encontrar que el resto de monedas franquistas.

Nuevos materiales, nuevo diseño

En aquel momento había en el país una gran escasez de metales. Todas las monedas de bronce de la época republicana y de los reyes anteriores habían sido retiradas de circulación. Se buscaban piezas más duraderas, por lo que se empezó a experimentar con nuevos materiales. Así, en 1944 se fabricaron monedas parecidas a los dinares yugoslavos, que presentaban una aleación de 90% cobre y 10% de aluminio, adoptando esa misma mezcla y estableciéndose un peso de 3,5 gramos y un diámetro de 21 milímetros.

Aquella peseta de 1946 también supuso un significativo cambio en el diseño. Hasta entonces las acuñaciones realizadas mostraban símbolos del régimen como el yugo, las flechas, el águila o el escudo, pero no el busto del dictador. La presión internacional no lo permitía, pero justo en aquel año la tensión exterior disminuyó lo suficiente como para encargar al escultor valenciano Mariano Benlliure y Gil que realizara un busto de Franco para esa moneda. De ahí el nombre con el que después se la conocería.

El bulto que no gustó al dictador

Estas monedas se pusieron en circulación, pero muy pronto se dio la orden de retirarlas y parar su producción. Solo unas pocas que ya habían sido distribuidas quedaron en manos de los ciudadanos. Al parecer, la razón de su retirada es que su diseño no gustó nada al jefe del estado por presentar un bulto en la parte posterior de la cabeza poco estético, que parecía un chichón. Se encargó un rediseño al grabador Manuel Marín con el resultado de la peseta de 1947.

Se entiende así lo raras que son esas monedas de 1946 y lo elevado del valor que alcanzan. No se conoce la tirada exacta de estas piezas, pero algunos hablan de 1.000. Se rumorea que existen menos de 150 ejemplares y solo una en calidad de 'sin circular'. Como siempre ocurre ante piezas de un valor notable, aparecieron las falsificaciones. La mayoría muy burdas, pues se limitaban a modificar el 7 de la fecha borrándolo y sustituyéndolo por un 6. Sin embargo, a esas piezas les delata que no tienen la protuberancia de las originales, lo que hace que sean fácilmente detectables.

El récord de esta moneda en subasta lo tiene una pieza en calidad EBC subastada en octubre de 2011 por la casa Hervera & Soler y Llach que alcanzó un precio de venta de 7.400 euros. En pujas posteriores los precios han sido muy inferiores. Las más recientes han adjudicado la moneda por valores que oscilan entre los 2.000 y los 2.800 euros.