Aunque cada vez estamos más acostumbrados a hacer nuestros pagos diarios con tarjeta o con el móvil, el dinero en efectivo sigue teniendo valor, en algunos casos incluso superior al que creemos. Ediciones antiguas o conmemorativas, fallos en la edición, tiradas cortas o cualquier otra característica peculiar pueden hacer que la cotización de ciertas monedas se multiplique exponencialmente entre los coleccionistas.
Es el caso de la moneda alemana de 1 céntimo diseñada en 2002 por el arquitecto Rolf Loderbogen, de la que fueron acuñadas menos piezas de las habituales. Con poco más de dos décadas en circulación, su valor ha aumentado hasta el punto de que los coleccionistas pagan cantidades desorbitadas en algunas webs especializadas en subastas online. De hecho, se ha llegado a ofrecer hasta 50.000 euros por ella.
¿Qué es lo que hace tan especial a esta moneda? Visualmente, su característica principal es la presencia de la hoja de un roble con dos bellotas colgando en su reverso, rodeado por las estrellas de la bandera de la Unión Europea. Pero su valor reside en el material de que están hechos algunos ejemplares, que es un acero distinto al del resto de monedas y le da un color distintivo a esta.
Son dos factores que la convierten en una moneda rara y escasa muy perseguida en las subastas. En eBay, portal especializado en subastas y comercio electrónico, la moneda está tasada en 45.000 euros, por lo que merece la pena que revises tus bolsillos o monederos por si tienes alguna de estas pequeñas piezas en tu poder.
En un nivel inferior, otra moneda que se ha convertido en objeto del deseo de coleccionistas y aficionados a la numismática es la de 5 céntimos francesa del año 1999, en cuyo anverso figura la cara de la madre patria francesa Marianne y tiene un valor de hasta 800 euros.
La moneda de 2 euros emitida en Mónaco en 2007 para conmemorar el 25 aniversario de la muerte de Grace Kelly también cotiza alto entre los coleccionistas. Solo se fabricaron 20.001 unidades, por lo que actualmente es muy difícil de verla en circulación. Lo que la distingue es que en su canto tiene seis 2 y 12 asteriscos inscritos en intercalados entre sí. Por ella se llegan a pagar 2.600 euros.
Finalmente, la moneda de 50 céntimos del Rey Alberto II emitida en 1999 en Bélgica tiene un error en su producción que le ha conferido más valor con el paso del tiempo. Las estrellas que rodean al rey son irregulares, y por ello los coleccionistas llegan a pagar hasta 1.000 euros.