Las temperaturas en algunos puntos del país han rozado los 15 grados bajos cero y lo peor todavía no ha llegado. La densa capa de nieve que cubre parte del país se ha convertido en hielo y una buena parte está sobre los tejados y alrededores de nuestras casas, lo que contribuye a que la temperatura en el interior sea todavía más baja. Como ocurre con cada ola de frío que asola nuestro país, los precios de la luz y el gas se han disparado en los últimos días, lo que nos lleva a preguntarnos cómo gastar menos, pero sin pasarlo mal. Y aquí la eterna duda, apago la calefacción de noche o la dejo encendida al mínimo. Te explicamos qué dicen los expertos.
La cultura popular asegura que es mejor dejarla encendida contantemente, estemos o no en casa, como una forma de evitar que la caldera gaste más cuando queramos atemperar nuestro hogar, sin embargo, ni el Gobierno ni las energéticas validan la teoría. De acuerdo con Twenergy, la plataforma de eficiencia energética de Endesa, "es más conveniente apagar la calefacción de noche y cuando no estamos en nuestro hogar, (…) puesto que una temperatura entre 15 y 17 grados centígrados es buena para dormir".
La misma recomendación hacen desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), un organismo dependiente del Ministerio de Transición Ecológica. "Como regla, desenchufar la calefacción durante la noche y volverla a encender unos minutos antes de levantarse de la cama es mucho más eficiente que dejarla encendida mientras se está durmiendo”. Pero sí existe una excepción a esta regla: las casas que están en zonas solitarias, muy frías y cuyos materiales de construcción no sean aislantes, en este caso la recomendación es poner el termostato a esos 15º-17ºC.
Pero ¿si apagamos la calefacción y la casa se enfría, luego no consume más? La respuesta es sí (aunque mucho menso de lo que piensas). "Dicho consumo tendrá lugar durante menos tiempo. De hecho, se calcula que apagar la calefacción por la noche puede hacer que tu factura de la luz se reduzca al menos 10%", aseguran desde Twenergy.
En los hogares, el termostato debe estar a unos 20 grados y se calcula que cada grado menos de temperatura dentro de casa "representa un ahorro de entre 7% a 11% en la energía utilizada, lo que se traduce en menos gasto en calefacción", apuntan los expertos. No obstante, debemos en tener en cuenta una serie de consejos prácticos que también nos ayudarán a reducir de forma exponencial el recibo. No podemos pretender estar dentro de casa en manga corta, debemos estar con ropa acorde a la época del año, por lo que los jerséis, las batas y los calcetines gordos son nuestros mejores aliados.
Tener las persianas bajadas también ayudará a que el calor se escape por tu ventana durante la noche, como también lo harán las cortinas, que cuanto más gordas sean, mejor. Por último, uno de los remedios de la abuela. En sustitución a las bolsas de agua caliente de antaño, te proponemos unas buenas mantas eléctricas, cuyo consumo es bajo y dan una sensación muy reconfortante al entrar en la cama.
¿Y qué pasa cuando salimos de casa? Al igual que durante la noche, la temperatura de la vivienda se debe mantener entre los 15 y 17 grados centígrados con ayuda de los termostatos. Además, si se trata de una casa grande en la que hay estancias que no se utilizan la mayoría de días, es mejor que en ellas los radiadores se mantengan cerrados.