La pensión media de los más de seis millones de trabajadores jubilados es de 1.159,09 euros al mes. Este cambio de trabajador a pensionista suele notarse en el bolsillo, sobre todo en el caso de aquellos que han obtenido una mayor remuneración durante la vida laboral. La decisión de cuándo jubilarse depende, normalmente, de la pensión que se ha obtenido según los años de cotización. Antes de tomar esa decisión y para no llevar un nivel de vida muy inferior al que se está habituado es importante tener en cuenta una serie de errores que suelen cometerse al jubilarse
En un año marcado por la crisis del Covid, con nuevas recomendaciones del Pacto de Toledo para la próxima reforma del sistema de pensiones y con unos presupuestos que incluyen modificaciones fiscales en los planes de pensiones individuales, cada vez son más las personas que sienten preocupación por cómo será su jubilación. Son varias las preguntas al respecto, en una situación en la que las dudas sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones no dejan de crecer. Estos son algunos de los errores más comunes a la hora de ahorrar de cara a la jubilación.
Aunque la mayoría de los ciudadanos se preocupan por la jubilación, no deciden ponerse a ahorrar hasta que no lo ven realmente cerca. Asumimos que nos vamos a jubilar dentro de muchos años y que, por lo tanto, es un problema que podremos resolver más adelante. Además, aunque la gran mayoría pensamos que cuando nos jubilemos la pensión pública que recibiremos de la Seguridad Social será menor a la actual, seguimos confiando en el sistema público y no pensamos en el ahorro privado y en cómo podemos empezar a rentabilizar nuestro dinero para cuando nos jubilemos.
Otro de los grandes problemas que tenemos es que nos falta educación financiera para comprender cuáles son las consecuencias futuras de las decisiones económicas que tomamos en la actualidad.
Cometemos el error de pensar en nuestra jubilación como en la de nuestros padres y no nos damos cuenta de que sus recetas ya no nos valen porque el contexto y el entorno es diferente. El incremento de la esperanza de vida no solo va a hacer que vivamos más años, sino que, si no retrasamos la edad legal de jubilación, nos va a llevar a pasar un tercio de nuestra vida como jubilados, lo que supone un aumento considerable de los gastos. Vamos a necesitar más dinero y, en cambio, vamos a contar con menos recursos públicos.
Cuando hemos decidido invertir nuestro dinero para cuando dejemos de trabajar, muchas veces pensamos solo en un determinado producto financiero, normalmente, en un plan de pensiones, y nos olvidamos de lo fundamental: ¿Qué es lo que queremos de nuestra jubilación? Empezamos la casa por el tejado, invirtiendo en un producto, sin responder a preguntas clave: ¿Cuándo voy a querer jubilarme? ¿Cuáles son mis objetivos para cuando deje de trabajar? ¿Me va a bastar con la pensión pública? ¿Cuánto cuesta todo lo que quiero hacer? ¿Y si no quiero dejar de trabajar de golpe? ¿Cuánto tengo ahora y cuánto puedo ahorrar? Responder a estas cuestiones siempre debe ser el primer paso antes de invertir para la jubilación. Si lo hacemos al revés corremos el riesgo de invertir en un producto financiero que no sea el adecuado para nosotros.
Cuando nos ofrecen un porcentaje extra o un regalo por traspasar nuestro plan de pensiones, en muchos casos solo nos fijamos en eso que nos están dando y no nos paramos a pensar si ese plan de pensiones es el que necesitamos o si la bonificación realmente nos compensa. Este tipo de actitudes nos llevan a caer en el mito de pensar que no hay planes de pensiones rentables, cuando en realidad lo que pasa es que sí hay planes de pensiones rentables, pero no los elegimos.
Nos cuesta asumir riesgo cuando invertimos para la jubilación. Nos olvidamos de que una de las ventajas de invertir para un objetivo lejano es el tiempo, que nos permite asumir más riesgo y reducir los efectos de la volatilidad del mercado a corto plazo.
Profesionalizar nuestras inversiones es fundamental para que podamos cumplir nuestros objetivos. Un asesor financiero nos va a ayudar a trazar un plan de inversión teniendo en cuenta nuestras circunstancias actuales y nuestros objetivos futuros y nos va a acompañar durante todo ese tiempo para ir a nuestras inversiones.
Tendemos a ahorrar el dinero para la pensión con lo que nos sobra, cuando realmente, tendríamos que tratarlo como una factura más.
La mayoría de las aportaciones a planes de pensiones se producen a final de año, coincidiendo con las campañas de las entidades y con el momento en el que nos acordamos de la deducción fiscal, y esto es algo que nos perjudica enormemente.
Otro de los grandes errores es pensar que cuando nos jubilamos es momento de rescatar nuestro plan de pensiones y reembolsar todas nuestras inversiones. Pero la realidad es que si no lo necesitamos, no tenemos por qué hacerlo. Es fundamental seguir gestionando e invirtiendo nuestro patrimonio durante esa etapa.