Desde el año 2017, más de 300.000 personas (285.870 en el año 2020) se han jubilado anualmente en nuestro país, según datos del Instituto Nacional de Seguridad Social. Es el fin de la vida laboral para muchos baby boomers para, por fin, poder disfrutar de la lectura, los viajes, el buen comer, la 'slow-life' (vida sin prisas) y la familia. Si bien el grueso de ellos se quedan en España, comienza a ser una tendencia el buscar opciones de residencia más allá del lugar en el que se ha residido siempre.
Paisajes paradisíacos, nuevas tradiciones, culturas por descubrir… Los reclamos de los países son variados, aunque en los últimos años parece haber una pelea por ver quién ofrece las mejores condiciones a nivel fiscal. Portugal abrió la veda en 2012 con una polémica medida que ofrecía una exención de impuestos a los pensionistas durante 10 años a los jubilados que residieran en el país por, al menos, 183 días. La condición era alquilar o comprar una vivienda allí. Sin embargo, la presión de algunos estados ante la Comisión Europea y la propia oposición de algunos partidos políticos clave para la aprobación de los presupuestos generales obligó al país luso a aplicar, tiempo después, un impuesto del 10 % sobre las pensiones.
Aquel movimiento de Portugal, que vio cómo las solicitudes de cambio de residencia de los jubilados europeos crecía como la espuma, algunos países han replicado esta forma de actuar -aunque con medidas menos agresivas- con el objetivo de convertirse en el 'paraíso de los pensionistas'. ¿Cuáles son y qué ofrecen? Te lo explicamos.
Como ya contamos hace algún tiempo, Grecia plantea un impuesto sobre la renta del 7 % para aquellos jubilados que, tomada la decisión, transfieran su residencia fiscal al país heleno. Esto supone una rotura importante con países como España, donde el impuesto sobre la renta es progresivo: a mayor renta, mayor tipo impositivo. Lo que plantea Grecia es que cualquier jubilado tenga una tasa fija reducida, lo que al margen de consideraciones jurídicas -podría ser tildado de competencia desleal- hace que competir a nivel fiscal sea muy complicado.
Según consta en el documento Malta Retirement Programme, el plan maltés para captar jubilados de todo el mundo, los pensionistas extranjeros podrán beneficiarse de una tasa fija del 15 % siempre que cumplan una serie de requisitos: tener o alquilar una propiedad por, como mínimo, 275.000 euros o alquilar por 9.600 o más euros al año; tener seguro médico que cubra todo el territorio comprendido en la Unión Europea; no pasar más de 183 días fuera de Malta; tiene o ha solicitado una tarjeta de residencia por jubilación; no es maltés y puede comunicarse en las lenguas oficiales del país. Otro de los requerimientos es que la pensión permita pagar, al menos, el 75 % de los gastos fiscales.
Se trata, sin duda, de uno de los países más atractivos en términos financieros para los jubilados. Allí, los pensionistas están exentos de pagar impuestos.
El país transalpino también se encuentra a la caza del pensionista con una tasa del 7 % sobre los jubilados que transfieran su residencia fiscal. Las condiciones, sin embargo, son algo más peculiares: se exige una permanencia de 5 años como mínimo, no haber residido fiscalmente en los 5 años anteriores y elegir un centro urbano como residencia de, como mucho, 200.000 habitantes del Mezzogiorno, la región sur del país. Solo en esta región.