Cuando nos decidimos a comprar un coche propulsado por diésel, solemos hacerlo por el ahorro que generaremos a la hora de repostar. A pesar de que estos vehículos suelen ser más caros que los propulsados por gasolina, el diésel tiene un consumo mucho más bajo y unos precios más reducidos que la gasolina, lo que permite que sus usuarios amorticen la inversión inicial a medio plazo.
Hace unas semanas, sin embargo, estas tendencias empezaron a cambiar. Desde el estallido de la guerra de Ucrania el pasado mes de febrero, y tras las subidas experimentadas a lo largo de 2021, el precio de los combustibles ha ido escalando hasta alcanzar cifras históricas y atípicas.
A lo largo del año, se calcula que el precio del combustible diésel se ha encarecido en torno a un 36,29%, mientras que la gasolina ha experimentado un repunte de aproximadamente un 22,97%. Este encarecimiento dispar ha provocado que a lo largo de todo el país se viesen cada vez más gasolineras que marcaban un mayor precio para el diésel que para la gasolina y finalmente, a finales de mes de marzo, se provocó el sorpasso: el diésel, por primera vez en su historia, estaba oficialmente más caro que la gasolina.
En concreto, en la última semana de marzo el diésel experimentó una subida del 2,26% con respecto a la semana anterior y alcanzó un precio medio de 1,837 euros el litro, con el que superó a las cifras de la gasolina, que tras registrar un incremento del 0,28%, se situó en 1,818 euros el litro.
Detrás de este extraño giro se pueden identificar diversos motivos. Uno de ellos es la propia guerra de Ucrania, ya que el suministro de este combustible en toda Europa depende de Rusia. Tras las sanciones impuestas por el conflicto bélico, el flujo de este combustible, si bien continúa, ha disminuido notoriamente, lo que ha reducido su oferta y creado un desajuste que ha afectado negativamente a su precio.
La guerra de Ucrania también ha afectado al precio del barril de Brent, la referencia de Europa, que tras el comienzo del conflicto ascendió a los 131 euros y en la última semana del mes de marzo osciló entre los 106 y los 118 euros, y ha tenido sus efectos en el precio del petróleo West Texas Intermediate (WTI), que se usa como referencia en Estados Unidos y que también ha superado la barrera de los 100 euros.
Más allá de estas referencias, otro aspecto que ha afectado al precio del diésel ha sido la volatilidad de los mercados. Además, la cotización de los productos refinados, que es independiente al Brent y tiene en cuenta la demanda del producto, también ha favorecido al repunte.
A pesar de que, por lo general, la cotización del diésel suele situarse por encima de la gasolina sin que esto afecte al precio, el incremento del precio internacional del producto ha eliminado la diferencia de impuestos entre ambos productos, que permite que el diésel se mantenga a un precio más reducido, y ha acabado por encarecer el coste de este combustible, que, además, tiene una mayor demanda que la gasolina en los meses de invierno.
De cara a los próximos meses, los expertos señalan que es muy probable que el precio del diésel siga en aumento, ya que será necesario importarlo de otras partes del mundo. No obstante, está previsto que experimente ligeras oscilaciones en su evolución semanal y que el descuento de 20 céntimos por litro de combustible que el Gobierno ha aprobado alivie, aunque sea ligeramente, el impacto que esta subida tendrá en los bolsillos de los ciudadanos.