Desde que el Gobierno anunció el pasado mes de abril su intención de implantar un sistema de pago por el uso de la red de vías de alta capacidad, los peajes han vuelto al centro de la polémica.
A pesar de que las últimas declaraciones del ex-ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, apuntaban a que el sistema solo se aplicaría si se alcanzaba un consenso con el resto de partidos políticos, que se habían mostrado extremadamente críticos con la medida, la sombra de los peajes sigue en el horizonte, especialmente ahora que Bruselas ha aprobado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Ejecutivo presentó a finales de abril y en el que se incluía la implantación del sistema de peajes.
Según el documento remitido por la Comisión Europea en el que se recogen las metas y plazos de cumplimiento que el Ejecutivo español se ha comprometido a alcanzar para recibir los fondos de recuperación, la reforma en las autopistas y autovías del país debería estar lista y perfilada de cara a junio de 2022, es decir, dentro de tan solo un año. No obstante, el objetivo final es que estos peajes entren en vigor en 2024, tal y como se anunció en un primer momento.
Con esta medida, el Gobierno pretende solventar el déficit de inversión acumulado en la red de carreteras, que actualmente alcanza los 8.000 millones de euros, y promover un transporte por carretera más sostenible siguiendo el principio de “quien contamina, paga”. De este modo, se busca internalizar los costes externos del transporte por carretera, creando incentivos para mejorar la eficiencia del sector y reducir las emisiones contaminantes.
Por el momento, se desconoce cuál será el importe y el método de pago que se aplicará en nuestro país, aunque desde la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras (Acex) defienden que bastaría con un peaje de entre tres y cinco céntimos de media para acabar con el déficit. Sin embargo, si echamos la vista hacia Europa, podemos encontrar varios métodos de pago que podrían llegar a nuestro país. Una de ellas es el sistema de viñetas de peaje, una modalidad bastante común en Centroeuropa que puede resultar muy cómoda y beneficiosa.
Este método de pago se basa en la adquisición de una pegatina que permite que los conductores circulen de forma ilimitada por las vías de alta capacidad durante un periodo de tiempo concreto, ya sea semanal, mensual o anual. Estas pegatinas, que funcionan como una especie de “abono” y que pueden adquirirse tanto online como en gasolineras, estancos o asociaciones de tráfico, deben pegarse en el parabrisas siempre que se circule por las autovías y están pensadas para todos aquellos vehículos de menos de 3.500 kilos, incluidas las autocaravanas.
El coste de estas viñetas varía en función del país en el que nos encontremos, del tiempo que vayamos a permanecer en él y del tipo de vehículo que utilicemos. Por ejemplo, en Austria, uno de los países que ha implementado este método, el precio anual para los coches es de 92,50 euros, mientras que el de las motocicletas se sitúa en 36,20. Además, se pueden adquirir adhesivos para diez días consecutivos, con un precio de 9,50 euros para los coches y de 5,40 para las motos, o de dos meses, con un importe de 27,80 euros para los automóviles y de 13,70 para las motocicletas.
Mediante este sistema, los conductores pueden desatenderse del coste de las autopistas con un único pago y ajustarlo a su uso. Además, al carecer de controles fijos en las carreteras, como barreras o peajes, los Gobiernos ahorran en gastos, ya que no se necesita invertir en mantenimiento o personal. Esto puede dar pie a que más de uno se pase de listo y decida no comprar los adhesivos, pero, eso sí, las multas por no llevar estas pegatinas son lo suficientemente elevadas como para plantearse si merece la pena correr el riesgo.
Las viñetas de peaje se pueden encontrar en Austria, República Checa, Hungría, Bulgaria, Eslovenia, Eslovaquia y Suiza, pero quién sabe si, de cara a 2024, podrán desembarcar en nuestro país. De momento, toca esperar.