El pasado jueves 19 de agosto, saltó la noticia de que Daniel Craig no dejaría herencia a sus hijas. El actor, conocido por interpretar a James Bond en las últimas entregas de la franquicia y por su papel protagónico en la película Puñales por la Espalda (Knives Out en inglés), reveló durante una entrevista en Candis Magazine que planea deshacerse de su patrimonio, que actualmente ronda los 160 millones de dólares (en torno a 136 millones de euros), antes de morir y que no tiene intención de dejar grandes sumas de dinero a sus dos descendientes, Ella Craig Loudon, de 29 años y fruto de su relación con su ex esposa Fiona Loudon, y una niña de dos años nacida de su matrimonio con Rachel Weisz.
“Creo que la herencia es algo desagradable”, afirmó el intérprete. “Mi filosofía es deshacerme de ella o regalarla antes de irme”. Y añadió: “¿no hay un viejo adagio que dice que, si mueres siendo rico, has fracasado?”. Estas declaraciones, si bien pueden resultar sorprendentes, encajan dentro de una filosofía cada vez más común entre los grandes ricos. Al igual que Daniel Craig, famosos como Elton John, George Lucas o Andrew Lloyd Webber han manifestado su intención de invertir su fortuna en otras causas, y tres de los multimillonarios más ricos del mundo, Bill Gates, Mark Zuckenberg y Warren Buffet, legarán la práctica totalidad de su ingente patrimonio, valorado en los tres casos por encima de los 95 mil millones de dólares, a obras de caridad.
Pero ¿qué es lo que lleva a estos superricos a negar una herencia millonaria a sus hijos? Detrás de esta decisión, se pueden encontrar varios motivos, que van desde la necesidad de educar a sus hijos para que puedan labrar su propio camino y construirse un futuro por sí solos al altruismo y la importancia de ayudar a los demás para hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Siguiendo estos principios, en 2010 Bill Gates, su ex-mujer Melinda Gates y Warren Buffet decidieron aliarse para fundar The Giving Pledge (“La promesa de dar”, en español), una organización filantrópica creada con el objetivo de animar a otros millonarios a donar la mitad de su fortuna a obras de caridad, como mínimo.
La idea detrás de esta iniciativa es sencilla: devolver a la sociedad gran parte del dinero que han ido amasando con el paso de los años para solucionar los problemas más graves que asolan al mundo entero. Los miembros de The Giving Pledge consideran que su privilegio económico les coloca en una posición de responsabilidad con el resto de la población, que en sus manos está el poder hacer del mundo un lugar mejor para futuras generaciones.
Los motivos por los que se unen a este movimiento son variados. Se habla de ayudar a erradicar la pobreza, de invertir en educación, igualdad, sanidad y sostenibilidad medioambiental, pero también en arte, cultura e incluso en una reforma de la justicia penal, al menos en Estados Unidos.
Actualmente, The Giving Pledge suma más de 200 integrantes procedentes de 27 países distintos y pertenecientes a distintos sectores, pero no es oro todo lo que reluce. A pesar de que la idea del proyecto es encomiable, diga incluso, este movimiento no ha estado exento de controversia. Para muchos, estos actos caritativos no son más que una forma de evadir impuestos, una solución para no pagar lo que les correspondería por dejar su patrimonio millonario a sus hijos.
Para otros, una buena manera de lavar su imagen y mejorar su reputación de cara al público, de mejorar la publicidad de sus empresas y hacerlas más atractivas para los compradores. Y además, por mucho que digan que sus hijos no recibirán una herencia millonaria, lo cierto es que estos millonarios tienen tantísimo dinero que al heredar lo que les corresponde por ley, ese mínimo porcentaje, sus hijos ya tendrían la vida solucionada.
Sea como sea, parece que cada vez son más los famosos que se apuntan a esta moda filantrópica. Ya sea por altruismo puro o por motivos ulteriores, se calcula que el potencial de este movimiento es de más de 990 mil millones de dólares, una cantidad que, si realmente se quiere, podría ayudar a solucionar muchos de los problemas que nos afectan hoy en día. Habrá que ver qué deciden.