A día de hoy, la caída en las ventas de coches representan un 29% con respecto a 2019, último año de referencia, ya que el 2020 el número de unidades vendidas cayó en picado a consecuencia de la pandemia del coronavirus, que obligó a quedarse en casa a la mayoría de la población durante bastantes semanas y a cerrar todo tipo de comercios, incluidos los concesionarios de coches.
Ese 29% es sólo un dato, un número, pero en realidad lo que oculta es que se van a vender, como poco, 350.000 coches menos que hace dos años. Para la industria del automóvil es una auténtica catástrofe, y es que la alineación de planetas, la tormenta perfecta que ha sido la unión de la menor movilidad por la pandemia y la escasez de microchips a nivel mundial, clave para la construcción de coches, ha echado por tierra cualquier tipo de previsión que se pudiera haber hecho.
El descalabro podría haber sido menor, si las políticas de ayuda del gobierno hubieran sido más coherentes y sensatas, más fáciles de solicitar y de recibir y si encima, al final, tienen que tributar a Hacienda en la declaración de la renta del año que viene, pues es una ayuda a medias, y así lo ha visto el comprador, que prefiere tener el dinero bajo el colchón y no exponerlo hasta que no pase lo más gordo de la tormenta. Las ayudas sólo a coches electrificados, cuando aún la red de puntos de recarga públicos es deficiente, unido al incesante y disparatado aumento diario del precio de la luz, no ha ayudado en absoluto a aumentar la venta de coches.
El sector se está defendiendo como puede. Las ofertas que recibes cuando entras a solicitar un presupuesto en un concesionario nada tienen que ver con los PVP que se pueden ver en los medios especializados. La única parte buena es que, con el tema de los microchips, el que necesita un coche y no puede esperar 6 u 8 meses para tener el que quiere, está ayudando a que los concesionarios den salida a unidades en stock que tenían arrinconadas en las campas, con equipamiento menos solicitado, porque los que buscan coche, lo necesitan ya.
Las marcas, no a nivel nacional, sino incluso a nivel internacional, se están agrupando en alianzas estrategias para sobrevivir poniendo en marcha sinergias tan mastodónticas como las que ha unido al grupo PSA con FCA, es decir, bajo un mismo paraguas, compartiendo motores, chasis, plataformas, componentes y un largo etcétera, marcas como Peugeot, Citroën, Opel, DS, Fiat, Abarth, Jeep y Alfa Romeo -Maserati parece que se salva de momento para vender más exclusividad-.
Renault va de la mano con Nissan, Dacia, Alpine y Mitsubishi. El Grupo Volkswagen sigue firme con Volkswagen, Audi, Seat, Skoda, Cupra y las más exclusivas como Bugatti, Lamborghini o Porsche… Es posible que en pocos años haya sólo dos o tres asociaciones que agrupen muchas marcas… y no es descartable que estos grupos prescindan de las marcas más débiles para centrar esfuerzos de publicidad y marketing en las mejor posicionadas.
Según la patronal española de fabricantes, Anfac, durante 2020 se vendieron un total de 851.211 turismos y todoterrenos (un 32,3% menos que en 2019.) Esta cifra nos retrotrae hasta 2014, último año en que se registraron ventas por debajo del millón de unidades. Hemos cubierto ya 9 meses de 2020 y las ventas no parece que vayan a diferir mucho de las del año pasado. Como ejemplo valga el dato del mes de septiembre de 2021, un 15,7 inferior al de 2020. Las 647.955 vendidas en estos nueve meses son un 8% superiores a las del año pasado, pero recordad que en 2020, durante el confinamiento, los concesionarios cerraron casi 3 meses. También influye que las flotas y las empresas de alquiler están aprovechando las ofertas de esos coches de stock que nadie quiere para renovar sus coches, por lo que si miramos exclusivamente las ventas a particulares, las cifras son para echarse a temblar.
La gran sorpresa en las ventas viene de Corea… y no tiene nada que ver con “El Juego del Calamar”, ya que, tras SEAT, en el podio, Kia se ha consolidado en el segundo puesto en ventas y Hyundai ha escalado hasta el tercer lugar. Sin duda la renovación constante de sus modelos, su precio, algo más ventajosos aún con respecto a sus rivales y la mejora palpable en la calidad de sus modelos, ha obrado el milagro coreano.
Lo peor de todo es que las previsiones para 2022 no son nada optimistas. Ya hay anuncio de cierres de concesionarios por parte de varias marcas. Las ayudas gubernamentales son escasas y muy sectarias, amén de la dificultad de acceder a ellas, bien por no reunir todos los exigentes requisitos, bien por no ser capaz de completar todo lo necesario, o incluso porque sólo afecta a determinados vehículos, eléctricos principalmente, que aún no responden a las necesidades diarias de los usuarios.
La patronal y organismos del sector van a tener que buscar soluciones para paliar la caída de ventas pues, entre otras cosas, la crisis de los microchips parece que no se va a solucionar hasta finales del próximo año. Cruzando los dedos para que no haya más repuntes de la pandemia y mucho menos confinamientos, las ventas de coches no tienen el mejor de los futuros ahora mismo, y es algo más que preocupante para un país que, junto al Turismo, se sustenta en el pilar de la fabricación de coches.