La jornada laboral de cuatro días es una de las propuestas de trabajo que más se han debatido desde el estallido de la crisis del coronavirus. A pesar de que antes del inicio de la pandemia ya hubo países y empresas que tantearon este modelo de trabajo (en Islandia, por ejemplo, se llevó a cabo un experimento entre 2015 y 2019 que redujo la jornada laboral de los ciudadanos a 35 horas, manteniendo el mismo salario, mientras que en Estados Unidos la empresa de comida rápida Shake Shack comenzó a aplicar en 2018 la jornada de 32 horas en varios de sus locales), la Covid-19 ha hecho que esta propuesta haya tomado fuerza tanto a ojos del público como a nivel estatal y empresarial.
El pasado mes de junio, Reino Unido puso en marcha un proyecto piloto de reducción de jornada respaldado por la Universidad de Cambridge, la Universidad de Oxford, el Boston College, la organización '4 Day Week Global' (que en su traducción al español significa algo como ‘Cuatro días Semanales, Global’) y el centro de estudios sobre el futuro del trabajo Autonomy.
Este experimento, que durará un mínimo de seis meses, afecta a unas 70 empresas británicas y a, aproximadamente, unos 3.000 trabajadores y se basa en la regla del 100-80-100: 100% de salario, 80% de tiempo de trabajo y 100% de efectividad. Es decir: que los trabajadores seguirán percibiendo el mismo salario que percibían cuando trabajan los cinco días de la semana.
El experimento británico llega meses después de que el Gobierno de Bélgica aprobase un acuerdo para la reforma laboral que incluía su particular versión de la semana laboral de cuatro días. En concreto, la reforma belga incluye la posibilidad de concentrar la semana laboral en tan solo cuatro días o de flexibilizar los horarios para "dar más libertad a los trabajadores”. Es decir: en lugar de recortar los días y horas de trabajo, ofrece a los empleados la posibilidad de aglutinar sus horas de trabajo en cuatro días para que puedan disfrutar de una jornada libre en el quinto día.
En nuestro país, la jornada laboral de cuatro días no está aprobada, aunque sí se está tanteando y probando.
A mediados del mes de junio, el Ministerio de Industria de nuestro país comenzó los trámites para que algo más de un centenar de empresas españolas puedan probar la semana laboral de cuatro días en sus plantillas.
Este proyecto forma parte del acuerdo alcanzado por el Gobierno y Más País en las negociaciones de los Presupuestos del Estado y está dotado con una partida presupuestaria de 10 millones de euros, a pesar de que en un primer momento se habló de 50 millones.
Esta primera prueba está dirigida a pequeñas y medianas empresas del sector industrial, que deberán reducir la jornada laboral de sus trabajadores sin disminuir las retribuciones salariales para poder acogerse al programa. Además, tendrán que incorporar medidas organizativas, de procesos productivos y de formación que generen una mejora de la productividad que compense en los mayores costes salariales.
A cambio, y para respaldar este esfuerzo, el Gobierno les concederá ayudas directas temporales por los costes asumidos como consecuencia de la implementación de la reducción de jornada y de los costes derivados de las nuevas fórmulas organizativas y de formación.
El resto de detalles sobre el proyecto de Industria aún se desconocen, pero estos avances resultan positivos. Aun así, los trabajadores no pueden aún acogerse a la jornada laboral de cuatro días, ni disfrutar de sus beneficios: el tiempo dirá si, finalmente, el modelo se implanta. No obstante, en nuestro país ya hay varias empresas, como Toldos Porriño, una compañía gallega de toldos, o Software Delsol, una compañía de desarrollo de software con sede en Jaén, que han implantado una reducción de jornada sin disminuir el salario de sus empleados. Veremos qué ocurre qué ocurre con el proyecto de Industria y a dónde nos lleva.