Steve Jobs, cofundador de Apple y creador del iPhone, consideraba que contratar a nuevos empleados era una labor fundamental. La tarea de buscar, encontrar y valorar lo que era realmente valioso en un futuro empleado no era algo que se tomara a la ligera, ya que contratar a la persona equivocada podía costar una fortuna. Según un estudio de la Sociedad de Gestión de Recursos Humanos (SHRM), un empleado vale entre seis y nueve meses de su salario. Es decir, si un trabajador a tu cargo gana un sueldo de 5.000 euros mensuales, dejarle marchar te cuesta hasta 45.000 euros.
Jobs tenía en mente esto y por ello, entre otras cosas, Apple se convirtió en la empresa mejor valorada del mundo. En ese sentido, el visionario empresario solía utilizar en sus entrevistas de trabajo una técnica conocida como la prueba de la cerveza para observar la reacción de los candidatos y decidir si éstos podrían hacer su labor eficazmente dentro de la compañía.
Normalmente, los candidatos a un empleo pasan por salas de reuniones y despachos en un ambiente muy formal que hace que se pongan nerviosos, tensos. Además, van a la entrevista con las respuestas ensayadas, como si estuvieran en un escenario. Jobs defendía que había que buscar una fórmula para que se sintieran más relajados y verles en su salsa. Así que, independientemente de la experiencia del candidato o candidata, el creador de Apple se hacía siempre la misma pregunta: "¿Me tomaría una cerveza con esta persona? ¿Conversaría con ella relajadamente dando un paseo?" Y eso es lo que hacía.
Jobs sacaba a los candidatos de los despachos y de las formalidades para ir a pasear o tomar algo juntos, consciente de que eran esos momentos donde se podía hablar con más candidez, más soltura y más honestidad. Durante esos paseos les hacía preguntas como "¿Qué hiciste el verano pasado?" o "¿Cuándo fue la última vez que lograste algo?" para las que no hay respuestas correctas o incorrectas. Las razones para contratar o no contratar al candidato las encontraba en esos momentos.
En los años noventa dar esos paseos y hacer entrevistas de alto perfil en un bar quebraban todos los protocolos. Sin embargo, la idea de romper con lo establecido y salir de las preguntas de fórmula que solemos hacer en las entrevistas de trabajo sigue siendo plenamente vigente en la actualidad.
Por otra parte, Jobs ponía el acento en contratar a talento altamente capacitado, los llamados A-Players, traducible como los jugadores de la más alta clase. "Descubrí que cuando reúnes a suficientes jugadores A, cuando pasas por el increíble trabajo de encontrar a estos jugadores A, realmente les gusta trabajar con los demás. Porque nunca han tenido la oportunidad de hacerlo antes", explicaba Jobs.