Exagerar habilidades, conocimientos o experiencia es muy habitual en las entrevistas de trabajo. Cerca del 80% por ciento de las personas han mentido alguna vez al postularse a un puesto laboral, según una encuesta de Checkster. Se ha hecho y se hará siempre, por desconfianza, por miedo o por aumentar las posibilidades de ser elegido. Pero los engaños más o menos piadosos no son solo cosa de los candidatos, también de los reclutadores. Sí, las empresas también mienten, tal y como prueba un estudio de Resume Builder.
Las mentiras de las compañías más comunes se refieren a las responsabilidades del puesto, las oportunidades de crecimiento y las oportunidades de desarrollo profesional. Cuatro de cada diez directivos han admitido que lo hacen. El 36% de los gerentes de contratación dicen haber mentido a los candidatos sobre el puesto o la empresa durante el proceso de contratación. De este grupo, el 75% miente en la entrevista, el 52% en la descripción del puesto y el 24% en la carta de oferta.
El 92% de los encuestados dice haber tenido un candidato al que mintió para aceptar una oferta de trabajo, mientras que el 36% de los responsables de contratación mienten a los candidatos en general. Un 6% admite que miente todo el tiempo. Para la gran mayoría mentir es “muy aceptable” (14%) o “algo aceptable” (66%) en su empresa.
Por obvio que parezca, la principal razón para mentir que esgrimen las empresas es atraer talento y a los candidatos más cualificados. Para ello se exagera sobre algunos beneficios, y se destacan aquellas ventajas que puedan resultar más atractivas para esos potenciales futuros empleados, haciendo que el trabajo parezca mejor de lo que realmente es. Otros gerentes señalan que mienten “para proteger información confidencial de la empresa” o para encubrir información negativa.
El 20% de los encuestados admite haber mentido sobre el teletrabajo. En los últimos años la flexibilidad laboral se ha utilizado recurrentemente para influir en las decisiones de los candidatos, muchas veces de manera incierta. Muchas empresas prometieron teletrabajo para siempre y después se les pidió a los empleados regresar a la oficina. Y muchas veces se esgrime un horario flexible a la hora de contratar a alguien que acabará echando más horas de las pactadas.
Otro clásico de las ofertas de trabajo es la promesa de una carrera llena de posibilidades de promoción. Pero la verdad es que estadísticamente el porcentaje de empleados que accede a un plan de desarrollo de carrera es escaso, y en la gran mayoría de las veces estos 'avances' se limitan a unos pocos de cursos de formación en el mejor de los casos, pero sin moverse de sus puestos.
También es habitual alardear de la importancia del trabajo en equipo y de cómo sus departamentos cooperan entre ellos, aunque paradójicamente en muchos casos se sigue ofreciendo incentivos a la productividad individual. Además, hay empresas que abogan por un modelo empresarial que supuestamente reniega de las jerarquías, suprime los despachos y cambia la autoridad por la confianza, pero la realidad es que en empresas de cierta complejidad organizativa es complicado de trasladar a la realidad.
De los gerentes de contratación que mienten a los candidatos, el 92% dice que un candidato engañado aceptó la oferta de trabajo, así que parece que la mentira funciona. Al menos en primera instancia. Pero deja de hacerlo con el tiempo. El 55% admite que el empleado renunció después de haber sido contratado con información falsa. En muchos casos antes de que pasaran tres meses. Al final las mentiras se vuelven en contra de la empresa si nada tienen que ver con lo que en realidad sucede de puertas para adentro.