Desde que la Inteligencia Artificial (IA) llegó a nuestras vidas ha sido visto como una oportunidad para unos y como una amenaza para otros. Ahí está la huelga de guionistas y de actores de Hollywood, donde la IA está jugando un papel esencial en el futuro de sus puestos de trabajo. Pero esto se traslada a otros entornos laborales en los que muchos temen por sus puestos, ya que podrían reemplazarlos y hacer la labor que ya desempeñan los humanos con unos costes menores. ¿Cuál es el perfil que está en peligro?
Precisamente la Organización Internacional de Trabajo (OIT) ha publicado un estudio en el que analizan la preocupación de los trabajadores para dar con aquellos puestos de trabajo y los perfiles laborales que más correrían peligro de implementarse la IA en las empresas. Y los resultados de la investigación avisan de que la llegada de la IA a la automatización de determinados empleos va a tener efectos “muy condicionados por el género”.
Y es que el estudio elaborado por la OIT señala que aquellos puestos ocupados por mujeres y los de administrativos serán los que más afectados se vean ante la expansión de la IA. De esta manera, en los países que cuentan con rentas más altas el 7’8 % de los empleos que desempeñan las mujeres podrán sustituirse por las máquinas, unos 21 millones de puestos de trabajo en total. Si esto lo comparamos con los hombres, el porcentaje cae estrepitosamente hasta el 2’9 %, unos 9 millones de empleos.
En cuanto a lo relacionado con los trabajos de administración, los resultados de la OIT apuntan a que una cuarta parte de este tipo de tareas de oficina se encuentran muy expuestas y el 58% medianamente expuestas a que puedan desempeñarse a través de una IA. Esto repercutiría en diferentes sectores laborales, como la atención al cliente, el personal de oficinas bancarias, secretarios, estudios de mercado o asesores de viajes. Puestos que pasarían a ser desempeñados por un humano a que lo haga una máquina.
En todo caso, desde la OIT apuntan a un futuro más optimista en el que “es probable que el mayor impacto de esta tecnología no sea la destrucción de empleo, sino más bien los cambios potenciales en la calidad de los trabajo, en particular la intensidad y la autonomía”.