Más del 50% de los parados de larga duración tanto en España como en la UE tienen entre 50 y 59 años, lo que demuestra que el edadismo laboral sigue incrustado en nuestra economía. La edad sigue viéndose más como una desventaja competitiva que como una fortaleza. Según una investigación de la organización sin ánimo de lucro Generation, la falta de oportunidades que la industria ofrece a los mayores de 45 años se debe principalmente a los sesgos que el resto de la sociedad les ha impuesto.
Las tres grandes preocupaciones que rondan a los reclutadores a la hora de contratar a estos perfiles son su presunto rechazo hacia las nuevas tecnologías, su incapacidad de adquirir nuevas capacidades y su dificultad para trabajar con compañeros más jóvenes. “Los directores de recursos humanos, en todos los sectores, afirmaron sistemáticamente que sólo entre el 15% y el 18% de los candidatos de más de 45 años que veían encajaban en los puestos para los que estaban contratando", explica la CEO de Generation, Mona Mourshed, Unas reticencias que en realidad carecen de fundamento, según un análisis del rendimiento real de este colectivo.
“Preguntamos a los mayores de 45 años que estaban contratados cuál fue su rendimiento en el trabajo. Resulta que el 87% rinde igual o mejor que sus compañeros más jóvenes. Y se considera que el 90% de ellos tiene un gran potencial de retención, si no más, que sus compañeros más jóvenes. Esa es la definición de parcialidad, cuando ves excepciones a tus percepciones, pero el sesgo prevalece. Resulta trágico”, lamenta Mourshed.
La investigación de Generation también da cuenta de que solo a un 42% de los trabajadores sénior les seduce la idea de seguir formándose, pero también es cierto que su mayor trayectoria personal y profesional los provee de otras características de gran valor para las empresas, como la serenidad, la experiencia, el agradecimiento y el compromiso. “Una vez contratados, los trabajadores de más de 40 años muestran tasas de retención más elevadas que los empleados más jóvenes”, confirma el estudio.
La mayor capacidad de liderazgo y ejecución de quien simplemente ha vivido y trabajado más también debería ser una de las razones por las que “la relación entre la diversidad en los equipos ejecutivos y la probabilidad de obtener mejores resultados financieros se ha reforzado con el tiempo”, según concluía un estudio que McKinsey publicó en 2020.
Por si no quedara claro que el edadismo laboral es un desperdicio económico, recordemos que en 2030 la edad media de la población española rozará los 50 años. ¿Tendrá sentido seguir discriminando a los trabajadores por su edad cuando la mayoría de ellos pasen de los 45? Si aspiramos a tener un futuro digno para el conjunto de la sociedad, es urgente empezar por desterrar los falsos mitos que rodean a los trabajadores sénior.