El 62% de los trabajadores españoles considera seriamente cambiar de trabajo, según un reciente estudio de Linkedin. Buscar nuevas oportunidades, afrontar retos estimulantes, aspirar a un salario mejor o priorizar un horario más flexible suelen ser motivos que llevan a tomar esta decisión. Si atravesamos una fase de desmotivación aguda o padecemos el síndrome del 'burn-out' incluso podemos plantearnos cambiar de profesión y dar un giro radical a nuestra carrera.
Cualquier profesional que esté planeando un cambio de sector debe buscar cómo mejorar sus habilidades y construir una nueva red de contactos en el campo deseado. Por ello, resulta totalmente lógico tomarse un tiempo de adaptación para hacer esa transición. En ese sentido, la experta de Harvard Dorie Clark indica en su libro 'Reinventing You: Define your brand, Imagine your future' qué cuatro preguntas fundamentales hay que hacerse antes de tomar la decisión de cambiar de profesión, especialmente a partir de los 50 años.
A veces la razón de querer cambiar de rumbo está muy clara. Por ejemplo, tienes un hobby, como puede ser la fotografía, en el que has ido perfeccionando tus habilidades y decides que ha llegado el momento de convertir tu afición en tu vocación. Pero a veces la respuesta no es tan obvia y el deseo de cambio proviene de circunstancias muy particulares, como un jefe al que no soportas o una cultura corporativa con la que no comulgas. Es importante tener claro si realmente deseas pasar a otro campo o simplemente estás intentando escapar de una situación indeseable. Si es la segunda opción, cambiar de empleo dentro del mismo sector puede ser una solución más adecuada.
Podemos tener la impresión de que nuestro perfil encajaría perfectamente en una profesión determinada, pero no lo sabremos realmente hasta que no comprobemos todos los pequeños detalles. La teoría puede inspirarnos una cosa, pero la práctica puede decirnos otra muy distinta. Por ejemplo, puedes tener muy claro que lo tuyo sería regentar una tienda de discos, pero también puede ocurrir que a la hora de tratar con la clientela descubras que no tienes las habilidades necesarias para desenvolverte cara al público. Hay varias maneras de comprobar todos esos detalles que no controlas: desde realizar alguna entrevista informativa a leer libros o manuales sobre esa nueva profesión, pero es fundamental hablar con personas que ya estén trabajando en ese sector y te puedan dar su opinión sobre los pros y los contras.
Cambiar de sector profesional supone generalmente que te va a faltar experiencia, lo que implica asumir que tu sueldo o tu categoría será inferior, al menos durante un tiempo. Es importante que tengas claro que en te puedes permitir dar esos difíciles primeros pasos en una nueva profesión. Es decir, si tienes ahorros o una pareja que te pueda apoyar económicamente será más sencillo hacer ese cambio de rumbo y centrarte en adquirir las habilidades necesarias y conseguir nuevos contactos. Si te falta esa red de seguridad, quizás debas apostar por un cambio menos drástico o más progresivo, sin abandonar del todo ese sector en el que has desarrollado tu trayectoria.
Cambiar de carrera conlleva inevitablemente tomar algunos riesgos. Es posible que estés muy a gusto en tu nuevo campo pero que, sin embargo, tengas problemas con tu jefe. O puede que hayas calculado mal el tiempo en el que tu nuevo negocio empezará a ser rentable. Por eso es importante que analices bien la situación para identificar posibles obstáculos e idear estrategias para superarlos. A menudo no queremos mirar más allá del futuro más inmediato o pecamos de optimistas, pero es conveniente preservar una visión realista que nos permita tener preparado un plan B por si las circunstancias no son las que esperábamos.