Se avecina una gran revolución laboral para 2026. Dentro de dos años llegará un cambio importante que acabará con la opacidad que todavía existe en muchas empresas con respecto a las retribuciones que perciben sus empleados. La nueva normativa de transparencia europea terminará con el hábito de no revelar los salarios de los trabajadores, especialmente en el caso de haber tenido alguna subida de sueldo no justificada. Así, todo el mundo podrá saber lo que cobran sus compañeros por tramos. ¿El objetivo final? Evitar que haya discriminación entre empleados ya sea por cuestión de género u otros motivos.
Según esta normativa de la Comisión Europea, que entró en vigor el pasado 6 de junio de 2023, las empresas tienen de plazo para adaptarse a esta política hasta el próximo 7 de julio de 2026. La UE quiere reforzar el principio de igualdad de retribución entre hombres y mujeres por un mismo trabajo mediante nuevas normas del bloque sobre transparencia retributiva. Por ello, las empresas estarán obligadas a facilitar información sobre los salarios y a tomar medidas si su brecha retributiva de género supera el 5%.
La falta de transparencia retributiva es uno de los principales obstáculos para cerrar la brecha entre hombres y mujeres, que en 2020 se mantuvo en un promedio del 13% aproximadamente en la UE, lo que significa que las mujeres ganan de media por hora un 13% menos que los hombres. Por ello, la nueva directiva también incluye disposiciones sobre la indemnización a las víctimas de discriminación retributiva, y sobre sanciones, incluidas multas, a los empleadores que infrinjan las normas.
A partir de 2026, las empresas que publiquen ofertas de empleo para captar candidatos tendrán que informar de antemano cuál será el salario del puesto, independientemente del perfil del candidato, según Infoautónomos. Ningún empleador podrá hacer preguntas a los solicitantes sobre su historial retributivo en sus relaciones laborales actuales o anteriores. Así el potencial trabajador podrá saber si el sueldo le interesa antes de presentarse como candidato.
La exigencia de transparencia también afectará internamente a las empresas, de modo que deberán hacerse públicos los criterios que se usan para determinar la retribución de los trabajadores, niveles retributivos y progresión retributiva. Todo ello con unos criterios objetivos y neutros con respecto al género.
Las empresas deberán establecer distintos niveles salariales públicos en los que se clasificarán sus empleados, de forma que cobrarán lo mismo aquellos que se encuentren en una misma categoría o hagan un trabajo de igual valor. En cuanto a las pymes, las empresas de menos de 50 trabajadores no estarán obligadas a tener dispuesto un plan de carrera de progresión retributiva, pero sí tendrán que cumplir con la transparencia en los criterios. Además, se prohibirá que las empresas impidan por contrato revelar el salario a sus trabajadores.
España estará obligada a incorporar a su legislación esta directiva antes de la fecha límite aunque sus efectos no se notarán de manera inmediata, ya que las empresas contarán con un tiempo para adecuarse a ella en función de su número de trabajadores. Así, se tendrán en cuenta los siguientes plazos: