¿Solución de emergencia contra la pandemia o nuevo derecho laboral? El Gobierno regula por fin el teletrabajo con una nueva ley que establece que será siempre voluntario, reversible y con los mismos derechos que la modalidad presencial. Su aplicación queda a merced de un pacto entre trabajadores y empresarios. Si tienes un jefe de la vieja escuela, toca negociar. Repasamos los detalles de la ley y recurrimos a los que saben de esto para ayudarte a cargarte de razones y convencerle de que tú trabajes en casa (completamente o parte de la jornada semanal) es beneficioso para él.
Para empezar, la letra pequeña. Aunque el Ejecutivo de coalición venda esta ley como un nuevo derecho, hay truco. La normativa afecta a las relaciones de trabajo "que se desarrollen a distancia con carácter regular" y ese regular tiene que representar un 30% de la jornada como mínimo "o el porcentaje proporcional equivalente en función de la duración del contrato de trabajo".
Dentro de este nuevo marco legal, el acceso al teletrabajo pasará siempre por la formalización de un acuerdo escrito entre la empresa y el empleado. Además, la opción del teletrabajo será siempre voluntaria -no podrá ser impuesta por los empresarios y la negativa del trabajador no será causa de despido objetivo- y reversible por ambas partes, según recoge la normativa difundida en el BOE.
Además, la empresa tendrá que hacerse cargo de los gastos que suponen el teletrabajo aunque el texto sólo habla de "medios y equipos" y no detalla otras cuestiones como facturas de Internet, que tendrían que ser aclaradas en el acuerdo escrito.
Para José Canseco, profesor de Recursos Humanos en la EAE Business School, la nueva ley es "buena en términos generales", pero suspende en cuanto "mecanismos de vigilancia". "No destina instrumentos específicos para su correcto cumplimiento, por lo que carga aún más peso en la inspección de trabajo", detalla.
Mientras las empresas se estudian el BOE con el nuevo real decreto, hemos acudido también a dos convencidos experto en teletrabajo para aclarar dudas y esbozar un plan para convencer a tu empresa de que le serás más útil trabajando desde casa o desde cualquier otro lugar lejos de la oficina. David Blay, es periodista y tras más de 13 años trabajando en remoto, sabe de lo que habla. "A lo de marzo no deberíamos llamarlo teletrabajo", explica este emprendedor valenciano sobre lo ocurrido durante el estado de alarma. “Fue improvisado y se teletrabajó a la fuerza sin respetar la esencia de este formato. Ni hubo conciliación ni se podía elegir horario respecto a los objetivos de la empresa".
Para Blay, que en 2014 publicó un premonitorio ensayo -¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?-, la nueva ley tiene algunas "trampas". "La más importante es que la mayoría de empresarios no ha cambiado de mentalidad tras meses de pandemia y probablemente, tendrás que lidiar con alguno de ellos", reflexiona. Toca negociar y nuestro 'gurú' del teletrabajo tiene algunas ideas.
Prepara tu "defensa" calculando cuál ha sido o es tu productividad trabajando a distancia. "Mirar los números y objetivos cumplidos durante la pandemia, puede ser un buen punto de partida. Demostrar con datos que has cumplido es un argumento sólido para convencer. Con la pandemia tenemos un buen entrenamiento, se ha demostrado que el teletrabajo es viable y funciona".
Es clave conocer el funcionamiento de cada equipo o puesto para presentar un plan que funcione. "Hay que examinar cuáles son las necesidades reales de cada empresa o proyecto. Plantea a tu superior cuál crees que es el mínimo de asistencia física al centro de trabajo, depende de muchos factores. Tan importante es presentar tu propuesta como estar dispuesto a ceder", avisa Blay.
Estudia las herramientas de comunicación y coordinación que han funcionado para mantener el contacto durante el teletrabajo y plantea mejoras o cambios para que las tareas del equipo salgan adelante: "Pon sobre la mesa cuáles son las reuniones presenciales necesarias si las hay, cómo se puede integrar a los que están a la oficina y a los que no… cada detalle cuenta. No puedes exigir teletrabajar sin presentar soluciones".
Para Luis Suárez, asesor en transformación digital para varias empresas, uno de los "beneficios exclusivos" del teletrabajo para las compañías es la "necesidad de documentar cada tarea cuando se trabaja a distancia" esa transparencia y las herramientas digitales de control "permiten a los jefes detectar cada detalle y evitar duplicidades que en el trabajo presencial pasan inadvertidas".
Apelar a la conciliación familiar, contemplada en el texto de la nueva ley, es uno de los argumentos más esgrimidos. Nuestro gurú recuerda que, con la vuelta al cole, madres y padres pueden además teletrabajar con más efectividad: "Antes era como correr con 50 kilos de peso, ahora hacemos los 100 metros lisos muy ligeros".
Como último consejo, Blay recuerda que no hay que olvidar cómo actuar en el teletrabajo ante situaciones sobrevenidas y emergencias: "Si hay un cliente con una urgencia fuera de horario, explica que te pueden llamar, o no. Muestra disponibilidad pero intenta marcar tus límites, adelantándote a lo que pueda pasar".
Las cifras demuestran que el cambio de paradigma en las relaciones laborales es sólo cuestión de tiempo. En 2019, el teletrabajo era un invento que sólo practicaban el 4,8% de los trabajadores, según el INE. Estrictamente confinados en la primera oleada del Covid, muchos más españoles descubrieron a la fuerza este formato, que ahora no quieren dejar: hasta un 74% cree que su puesto le permite teletrabajar y estaría dispuesto a hacerlo, según una reciente encuesta de la Cámara de Comercio. David Blay recurre a un argumento generacional para apuntalar el debate: "Tenemos la tecnología para trabajar menos y vivir mejor que nuestros padres, pero, laboralmente, es como si siguiéramos en el siglo XX".