Vivir en un país y trabajar en otro. Se conoce como nomadismo laboral y cada vez es más frecuente. Según los datos del Ministerio de Economía, la pandemia ha triplicado el porcentaje de personas que teletrabajan, actualmente el 16,2%. Esta flexibilidad ha fomentado los contratos de personas que residen en un lugar diferente al de la sede de la empresa para la que prestan sus servicios. Según un estudio de Infojobs, más de la mitad de los españoles considera que la situación del mercado de empleo en España ha sido este año peor y verían de buen grado la posibilidad de ser contratados por una compañía alemana, británica o estadounidense, por ejemplo.
Rodrigo G. Azcárate (56 años) respondió en abril de 2020 a un anuncio de trabajo en el que solicitaban un ingeniero para trabajar en Alemania. Su empresa de servicios informáticos, en picado desde hacía un tiempo, terminó de hundirse poco después del inicio de la pandemia. "Había trabajo, pero nuestros clientes, en su mayoría empresarios de la hostelería, no pudieron hacer frente a los pagos que iban dejando pendiente. Decidimos disolver y liquidar la sociedad".
Contestó al anuncio sin demasiadas expectativas. "Pensé que buscarían otro tipo de perfil, con menos canas", dice bromeando. Siempre se manejó bien con el inglés y algo peor con el alemán, pero cumplía con creces el resto de las exigencias. Enseguida le llamaron y después de varias entrevistas firmó contrato. Gana unos 75.000 euros anuales y está encantado. Ha encontrado en esta opción la posibilidad de trabajar con una cultura empresarial diferente, mejores expectativas profesionales e ingresos más altos sin necesidad de renunciar a la calidad de vida que tiene en España: sol, buen clima, gastronomía, bares y, sobre todo, familia y amigos. "Antes de las ocho de la mañana sé que tengo que estar a pleno rendimiento, pero me he ido acostumbrando. La adaptación habría sido más difícil si la empresa fuese, por ejemplo, estadounidense, con diferencias horarias mucho más marcadas".
Dice que al principio fue extraño. "Estamos acostumbrados a resolver casi todos los trámites de una manera presencial y todo esto era un poco abrumador, pero con la ayuda de la empresa y la asesoría de su abogado fue resolviendo dudas.
La residencia fiscal de las personas físicas se fija según lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley 35/2006, LIRPF. Para que sea en España, uno de sus requisitos es haber permanecido más de 183 días, durante el año natural, en territorio español o cuando el cónyuge y los hijos menores de edad que dependen de él residen habitualmente aquí. O bien que se encuentre aquí el epicentro de sus actividades.
Aunque de momento no se ha dado el caso, Rodrigo podría, por tanto, pasar estancias temporales en diferentes países sin poner en riesgo su residencia fiscal en España, siempre que no supere esos 183 días. Es importante llevar bien el registro de días en cada sitio y guardar los documentos, alquileres y tickets.
En estas circunstancias, el trabajador se considera contribuyente del IRPF y tiene que tributar en España por su renta mundial, independientemente del lugar donde se generen las rentas y de la residencia del pagador (artículo 2 de esta misma ley).
El teletrabajo se ejerce en el país de residencia y, por tanto, solo puede someterse a imposición en España. Rodrigo, por tanto, debe tributar aquí por sus rentas, aunque las perciba por su empresa alemana.
Como contribuyente del IRPF, está obligado a presentar la declaración de la renta aquí, de acuerdo con el artículo 96 de la LIRPF.
Vivir en un país y trabajar en otro es una opción que con la pandemia tiene más demanda y garantiza unos niveles de satisfacción muy altos. Habló de ello César Córcoles, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), durante una mesa redonda que se celebró recientemente: "En la pandemia hemos visto que muchos sectores, normalmente ligados a la economía del conocimiento, han teletrabajado de manera intensiva y que esto no ha tenido, en global, efectos negativos sobre su negocio. Por esto, los trabajadores están comenzando un éxodo hacia empresas que mantienen este tipo de condiciones laborales". Aunque en el sector de la tecnología han aumentado especialmente estas propuestas, empieza a ser una decisión viable y atractiva para otros sectores, como puede verse en plataformas como JobFluent o GitHub.
La crisis sanitaria ha disparado las ofertas de empleo con teletrabajo en nuestro país un 214%, según se desprende del informe Remote Work in Western Europe publicado por Adecco Institute. En él se observa que las personas altamente cualificadas tienen más probabilidades de obtener contratos de trabajo a distancia, especialmente en los sectores de la información y comunicación, profesiones y actividades científicas, finanzas y seguros, actividades inmobiliarias y servicios públicos y administración.
Uno de los sectores en los que mejor se aprecia es el tecnológico. "No tendría sentido fijar mi residencia fuera de España cuando todo lo que necesito es el móvil, una buena cobertura de internet, videoconferencias y softwares. Teniendo esto se puede trabajar desde cualquier rincón del mundo", justifica Rodrigo.
Enrique Baleriola, investigador de Psicología del Trabajo de la UOC, ve que la sensación de lejanía se puede mejorar por medio de una comunicación "sincera y transparente" con el resto de los empleados. Una buena relación favorece la motivación, la cohesión en la plantilla e implicación en los objetivos de la empresa. Propone, además, "espacios en línea informales" para charlar de otras cuestiones y crear sensación de proximidad con los compañeros.
En 2021 el Gobierno publicó el anteproyecto de la conocida como 'Ley de startups', que incluye algunos apartados destinados a impulsar que los profesionales de empresas extranjeras puedan teletrabajar desde España. Se facilitará un visado de residencia y gozarán de ventajas fiscales. Por ejemplo, una reducción en el impuesto de la renta. Hay países que ya ofrecen visas para nómadas digitales, con unos requisitos que varían según la legislación de cada uno, en cuanto a la duración del permiso de residencia, ingresos mínimos o ventajas fiscales.
En España este visado de nómada digital exigirá acreditar una actividad laboral o profesional a distancia para una empresa con sede en el extranjero; ser un profesional altamente cualificado y tener una experiencia mínima de tres años, entre otras condiciones. Su duración máxima será de un año, aunque existirá la posibilidad de renovarlo por otros dos.
Málaga es una de las ciudades que ya se está abriendo paso. Su Ayuntamiento lanzó en 2021 la plataforma WorkBay con la que pretende atraer a estos profesionales de todo el mundo que podrían teletrabajar y, de paso, aprovechar los encantos de la capital malagueña. Sus promotores lo plantean como un buen empuje para la reactivación económica.