Canta el mágico Joaquín Sabina aquello de "Yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid", y no sabemos muy bien si es por lo que le gusta la ciudad (que lo es) o porque también le gustan los bocadillos de calamares que se sirven a la salida de la mítica estación de tren madrileña. Estos días, el bar El Brillante ha saltado a la palestra por anunciar que solamente contrata a camareros desempleados de más de 50 años. Todo un gesto de responsabilidad que le da a sus bocadillos un sabor más especial.
En España, el número de parados mayores de 50 años se ha duplicado en los últimos 10 años y, de hecho, el 71% de las empresas del IBEX 35 presta poca o ninguna atención a los trabajadores que superan los 50 años. Sin embargo, los séniors pueden aportar mucha experiencia a las empresas que apuesten por ellos, como es el caso de El Brillante.
En un reportaje emitido por Telemadrid desde el bar, el responsable del mismo explica el motivo que le ha llevado a tomar la decisión de contratar únicamente a personas a partir de esa franja de edad. "Por la experiencia que tiene un camarero, que le da mucha más agilidad en el trabajo. Hay unas responsabilidades familiares y personales que garantizan que no vas a fallar en el trabajo", explica.
Por eso, según cuenta, "se prioriza a gente con una cierta edad, con una determinada calidad, un determinado estatus". Una persona que, sin duda, sabe lo que le puede aportar la experiencia de quien ya lleva trabajada gran parte de su vida y, por el edadismo presente actualmente en nuestro país, se ha visto privado de volver a encontrar un trabajo una vez pasada la frontera de los 50.
Además, también hablaron con una de las personas beneficiadas por esta política de empresa para los séniors. "Tengo que agradecerle todo, porque encontré este trabajo el 4 de mayo cuando estaba en las colas del hambre. He pasado 18 meses en las colas del hambre. Echaba currículum en medio Madrid, pero te ven viejo con 53 años, y ya ves cómo trabajamos", comenta uno de los camareros contratados.