Los mayores de 45 se llevan lo peor del paro: son más, llevan más tiempo y tienen menos recolocación
Los parados mayores de 45 constituyen más del 48% del total de demandantes de empleo. De los grupos que mide el Sepe (menores de 25; entre 25 y 29; entre 30 y 44; y mayores de 45) es el más numeroso
La reincorporación al trabajo tras los ERTEs se muestra incierta
Tener más de 45 años y estar en el paro es mal asunto, y más en España. Los últimos datos publicados por el Servicio Estatal de Empleo Público, SEPE, revelan que los mayores de 45 años son el grupo más numeroso en busca de empleo. En abril de este año había 3.831.200 personas apuntadas a las listas del paro, de ellas, 1.845.000 son mayores de 45 años. Es decir, más del 48% de las personas apuntadas al paro en España tienen más de 45 años. En cuanto al sexo, las mujeres mayores de 45 son el colectivo más numeroso, 1.040.000, seguido de los hombres de más de 45, con 805.000 personas. Y otro dato llamativo, hay más de 406.000 personas de más de 60 años que siguen apuntadas al paro con la esperanza de encontrar un empleo.
"El drama no es quedarte en el paro a los 55, el drama es que se truncan tus cotizaciones en un periodo crucial cuando te quedan cuatro o cinco años para llegar a los 35 requeridos para la jubilación, y las penalizaciones son muy fuertes. Por otro lado, el sistema pierde individuos con cotizaciones importantes, lo que le debilita, es un problema en dos direcciones", explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
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Además, los mayores de 45 años son los que más tiempo están desempleados, 616.000 llevan más de dos años apuntados. Y también son los que tienen más dificultades para colocarse. Mientras el grupo de 24 a 44 años logra en abril 375.000 colocaciones, los de más de 45 sólo alcanzan las 215.000, pese a ser un millón más de personas.
"La clave está en cómo reincorporar a estas personas al mercado laboral, porque el envejecimiento de la población hace imprescindible su aportación a la economía del país en los próximos años", afirma Mesonero.
Un retorno incierto
A estas cifras hay que añadir 1.200.000 personas mayores de 45 afectadas por ERTEs y que no se consideran demandantes de empleo parados, sino ocupados, ya que se espera que recuperarán el trabajo conforme se supere la crisis económica. Aunque eso de recuperar el trabajo cuando termine la crisis no está tan claro. "Lo que tienen en común esta crisis y la de 2008 es que los grandes paganos del mercado laboral acaban siendo los mayores de 50 años. Cuando las empresas persiguen ahorrar costes, como ahora, donde se consigue de manera más inmediata es eliminando los salarios más elevados, que suelen ser los de los trabajadores que llevan más años en las empresas", comenta Francisco.
El panorama es incierto para muchos trabajadores. Las noticias sobre la voluntad de derogar la reforma laboral han echado más leña al fuego y hay empresas dispuestas a renunciar a los beneficios del ERTE, como son las cotizaciones, al considerar que les va a salir más barato hacer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) ahora, y así evitarse costes más altos de despido en el futuro.
Otra asignatura pendiente
La gestión de la edad en las empresas es una de las muchas asignaturas pendientes en nuestro país en materia de envejecimiento. El descenso de la población en edad de trabajar y el aumento de las clases pasivas hace que sea necesario aprovechar todo el capital humano disponible, y aun así, será necesario acudir a la inmigración para sostener el Estado de Bienestar que disfrutamos. Conscientes de la situación, en 2019, el Gobierno presentó el plan ReincorporaT, un plan trienal que sería dotado con 4.000 millones de euros para promover la incorporación al mercado laboral de los colectivos excluidos, especialmente los mayores de 45 años desempleados de larga duración.
Aunque el plan sigue colgado en la página web del ministerio de Trabajo, la falta de presupuestos primero y la crisis de la Covid después ha impedido su puesta en marcha hasta ahora.
El Gobierno incentiva la contratación de mayores de 45 con subvenciones de 1.500 euros al año, y desgravaciones fiscales. También las comunidades autónomas tienen sus propios programas de incentivos para la contratación de desempleados, que pueden alcanzar hasta los 14.000 euros para contratos indefinidos.
Aunque las contrataciones han mejorado ligeramente en los últimos años, los resultados no son los deseados. "Los incentivos son necesarios, pero hay que poner en marcha verdaderas políticas de empleo dirigidas a integrar en el mercado laboral a las personas teniendo en cuenta sus circunstancias personales. Hay que desarrollar programas de formación con itinerarios personalizados, acorde a las demandas que hay en el mercado laboral, por sectores de actividad y por regiones, ya que la formación que se tenga que dar en el País Vasco posiblemente no sea igual a la requerida para trabajar en Extremadura" explica Mesonero.
Un cambio de mentalidad
Para el experto en gestión de talento senior "hay que hacer didáctica con las empresas para que comprendan que sus plantillas deben estar equilibradas, ya que unos trabajadores jóvenes difícilmente podrán diseñar productos y servicios que entiendan las necesidades y preferencias de unos clientes mayores.
Y también hay que hacer didáctica con los propios desempleados, porque normalmente un trabajador sénior sale de las empresas con un salario alto y comete el grave error de pretender incorporarse de nuevo al mercado laboral con el mismo sueldo con el que salió. Un salario se adquiere desde la demostración del valor que aportas a la compañía y esto se traduce en el cumplimiento de los objetivos, lo que no tiene nada que ver con la edad del trabajador, sino con su eficacia y competencia" concluye Francisco Mesonero.