'Workism' en pandemia: la tendencia que nos lleva a buscar el sentido de la vida en el trabajo
El 'workism' es la búsqueda del sentido de la vida en el trabajo, algo que la pandemia ha intensificado
Esta tendencia provocará una extensión del trabajo t más allá de la edad legal de jubilación, incluso llegando a buscar puestos no remunerados
El 'workism' nos ha hecho pasar del trabajo rutinario al trabajo por vocación
Los tiempos han cambiado y, nos guste más o menos, nos ha tocado adaptarnos. El teletrabajo se ha ganado un hueco en nuestra sociedad y hemos reconvertido pequeños espacios de nuestro hogar en oficina. Estas adaptaciones no solo han afectado a la forma en la que trabajamos, sino también a la relación que tenemos con nuestros puestos. En este clima de variaciones constantes, en el que los horarios se ven cada vez menos definidos y en el que más de la mitad de la población asegura tener más dificultades para conciliar, ha surgido un nuevo concepto el 'workism'. Hablamos con Fernando Vidal, sociólogo y director de la Cátedra Amoris Laetitia de la Universidad Pontificia Comillas, para que nos explique a qué hace referencia esta palabra, qué la diferencia el 'workaholism' y cómo puede afectar a una de las decisiones más importantes de la vida, la jubilación.
Un nuevo sentido de vida
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"Workism es la búsqueda del sentido de vivir en el trabajo. Con la pandemia el 50% de los españoles está cambiado su forma de pensar y el trabajo está dentro de esa evolución. Con un modelo de envejecimiento mucho más dinámico, entra juego un replanteamiento de la relación con el empleo, se puede dar una búsqueda de la continuidad, porque lo han convertido en el propósito de su vida”, explica el experto.
Esta tendencia lleva a expandir el trabajo mucho más allá de la jubilación, incluso buscando otros empleos no remunerados pero que nos permitan seguir en activo. Plantea el dejar de trabajar como un punto de inflexión al que no siempre se quiere llegar y no como una liberación. Esto también está generado por el cambio del modelo de envejecimiento. "Una vez pasada la pandemia nos tocará reflexionar sobre el proyecto de vida que tenemos. Ahora mismo hemos personalizado mucho nuestros empleos, los hemos convertido en nuestro proyecto vital y el riesgo es que se acabe convirtiendo en el propósito de vida sin el cuál nos sentiremos vacíos. El trabajo tiende a extenderse mucho más allá de la edad legal de jubilación".
¿Nos hemos vuelto, por lo tanto, adictos al trabajo? No necesariamente. El sentimiento que hemos desarrollado es el de pertenencia, el de considerarnos una parte importante de la sociedad, se ha convertido en algo vocacional, hemos dejado atrás el automatizarlo. "Es diferente al 'workaholism' del que tanto hemos odio hablar. En ese caso la dependencia es a la hiperactividad, a llenar un vacío vital. Hemos reconvertido eso en una profundización de la ética laboral, en una conexión directa entre el sentido de la vida y lo que hacemos profesionalmente. Gracia a la pandemia, nos hemos dado cuento de que lo que hacemos sirve, hasta los trabajos más rutinarios se han puesto en valor. El 'workism' nos ha hecho pasar del trabajo rutinario al trabajo por vocación".
Pérdida de los vínculos sociales
El coronavirus ha supuesto una aceleración de los procesos digitales, un salto enorme a la cultura de la informatización y la distancia y es un fenómeno irreversible. Pese a que esto ha sido muy positivo en una gran cantidad de espacios, también ha provocado un deterioro de los grupos laborales, la vinculación en parte se ha perdido y esta es otra de las razones por las que se ha buscado ese sentimiento de pertenencia en el trabajo en sí mismo.
"Las empresas tienen ahora una labor de engagement enorme. Primero deben aprender a luchar contra la soledad del trabajador -que ahora es verdad que ha ayudado a que se fortalezcan los núcleos familias, de amistad y vecinales – y, después, tienen que lograr que el compromiso que produce el networking en las oficinas se mantenga en la distancia, sobre todo una vez que esta situación de excepcionalidad llegue a su fin", apunta el experto.
En estos momentos las subidas y bajadas de los contagios y la lenta campaña de vacunación propician que estemos más tiempo en casa y no nos importa dedicárselo al trabajo porque la oficina está con nosotros, integrada en nuestro entorno, pero una vez acabada esta crisis sanitaria ¿el workism, está búsqueda del propósito de vida en el trabajo, seguirá con nosotros o se quedará en un segundo plano en detrimento de la vida que perdimos y vamos a recuperar? Solo el tiempo lo dirá.