Los españoles que estén pensando en comprar una casa en Canadá tendrán que quedarse con las ganas, porque el Ejecutivo planea restringir la compra de viviendas a los extranjeros.
El pasado 7 de abril el Gobierno de Canadá, liderado por Justin Trudeau, presentó un presupuesto federal valorado en 452.300 millones de dólares canadienses (alrededor de 330.000 millones de euros) para el año fiscal de 2022-2023 con el que se pretende reducir el déficit del país y abaratar los precios de la vivienda.
Esta propuesta, con la que se busca reducir la proporción de deuda federal con respecto al Producto Interior Bruto (PIB) a un 45,1% en este ejercicio fiscal, está recogida en 280 páginas, muchas menos que las 800 del presupuesto anterior, y contiene tan solo 31.200 millones de dólares canadienses (aproximadamente unos 23.670 millones de euros) de nuevo gasto, de los que una tercera parte está destinada a hacer la compra de viviendas más asequible para los ciudadanos canadienses.
Desde hace unos años, Canadá se encuentra inmerso en un grave problema de vivienda, dado el significativo aumento que han experimentado los precios de los inmuebles en los últimos dos años. En el mes de febrero, se calcula que el precio medio de la vivienda en el país se situaba alrededor de los 800.000 dólares canadienses (lo que equivale, aproximadamente, a unos 606.000 euros), un precio que, según admitió la viceprimera ministra de Canadá, y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, durante la presentación de la propuesta presupuestaria, está fuera del alcance de muchas familias canadienses.
Para paliar esta situación, el Gobierno pretende hacer el mercado “más justo”. Para ello, planea duplicar la construcción de nuevas viviendas de cara a la próxima década, frenar las prácticas desleales que aumentan el precio de la vivienda para los canadienses, ayudar a la población a ahorrar para que puedan adquirir su primera vivienda y, la medida más controvertida, prohibir las inversiones extranjeras que encarecen la vivienda.
En concreto, el Gobierno de Justin Trudeau busca restringir las inversiones extranjeras en los dos principales mercados inmobiliarios del país: Toronto y Vancouver, que en los últimos años han duplicado los precios por las inversiones masivas que se han ido produciendo. No obstante, la medida, que se aplicará durante dos años, no afectará a todos los extranjeros, ya que tanto los estudiantes como los trabajadores y ciudadanos que sean permanentes en el país quedan excluidos.
La propuesta de Trudeau ha motivado, además, al primer ministro provincial de Ontario, Doug Ford, a proponer un nuevo plan para aumentar un impuesto que existe sobre los compradores extranjeros, que pasará del 15 al 20%. Sin embargo, no termina de convencer a los expertos y analistas del sector inmobiliario, que creen que, pese a que sí reducirá la competencia, no tendrá el impacto suficiente como para reducir los precios a un nivel asequible.
En este sentido, Ben Myers, el presidente de la asesoría Bullpenn Research & Consulting en Toronto, ha recordado que las inversiones extranjeras en este sector solo representaron un 1% en 2020, frente al 9% que ocuparon tanto en 2015 como en 2016, y ha señalado que las personas que realmente quieran comprar una vivienda encontrarán las vías para hacerlo.