Alonso, Viviane y su hijo Gabriel hacían una barbacoa el 19 de septiembre de 202, en la zona de Los Campitos, en La Palma, cuando erupcionó el volcán de Cumbre Vieja. Como miles de vecinos, la familia perdió su vivienda y el trabajo de toda su vida bajo las coladas. Tuvieron que irse a casa de su madre y, desesperados, decidieron pedir en las redes sociales un lugar en el que vivir. Fue entonces cuando descubrieron que a veces te encuentras en tu camino a personas "que dejan huella y te recuerdan que este mundo aún vale la pena", resume Alonso a NIUS.
“Somos una familia con un hijo de 9 años, nuestra casa ha quedado sepultada por el volcán y necesitamos una casa donde vivir”. Ese era el mensaje que publicaron en Facebook en aquellos días aciagos. La respuesta no tardó en llegar de la mano de Sigline Wegler y Federico, un matrimonio alemán que sin pensárselo dos veces les ofrecieron su casa para vivir. “Yo tenía dos casas y para vivir solo necesito una”, explica Siglinde.
La pareja alemana no les cobró el alquiler y solo tuvieron que pagar el agua y la luz. Nueve meses después acaban de regalarles la casa. Una donación realizada ante notario y un regalo de cumpleaños que Alonso, Viviane y Gabriel nunca olvidarán. "¿Tú te imaginas que tienes dos casas y le regalas una a unos desconocidos?, porque sí, porque crees que es lo correcto, porque tu corazón es tan grande que solo cabe amor. Dar sin pedir, sin compartir, solo el abrazo de una nueva familia, solo las comidas que ahora hacemos los fines de semana con ellos, solo dar sin más”, asegura Alonso.
“Yo no sé si hubiera sido capaz”, se sincera el cabeza de familia. "Estoy yendo al psicólogo porque no sé si tengo derecho a tanta suerte. Ahora tengo un nuevo hogar, un sitio donde empezar de nuevo y todo gracias a la generosidad de este matrimonio. Ella es mi otra madre”, cuenta.
Sigline, por su parte, también está feliz. Perdió a su hijo hace ahora seis meses y ahora “he ganado otro”. "Esa casa vuelve a tener vida, hay risas de niño, música, y amor. Yo quería que esa casa fuera para un palmero que es como yo me siento: palmera”, le cuenta también a NIUS.
Los cinco se reúnen los fines de semana para comer juntos y hacer una barbacoa. Alonso, que trabajaba en una platanera que fue destruida por la lava, ha encontrado trabajo en el Ayuntamiento de El Paso. Los suyos van encontrándose mejor poco a poco. Un final dichoso para una historia dramática.