El 'housesitting' proviene del término anglosajón 'baby sitting' (niñera) y, traducido al español sería 'cuidador de casas'. Esta práctica, tan en auge en estos tiempos de crisis económica, se refiere a un sistema de intercambio en el que tanto el dueño de una vivienda como el inquilino salen ganando. Muchos propietarios con mascotas tienen dificultades para ir de viaje con ellas, y por ello buscan a personas que, además de cuidar de los animales, se responsabilicen de las tareas domésticas de la casa. Uno deja el cuidado del hogar en manos del otro, y este consigue alojamiento gratuito.
El 'housesitting' es una alternativa perfecta si te gusta la aventura y recorrer mundo con poco equipaje a cuestas. Vas a vivir y cuidar de la casa como si fuese tuya. Las tareas pueden variar según el acuerdo, pero lo básico será mantener la casa limpia, alimentar y pasear a las mascotas si lo requieren, y obviamente jugar con ellas. Otros trabajos añadidos pueden estar relacionados con el cuidado de jardines, plantas, piscina y su limpieza.
En la mayoría de los acuerdos entre propietario y trabajador no existe retribución económica, pero a cambio el nuevo ocupante se ahorra los gastos de luz, Internet, agua o gas. La duración del 'housesitting' puede ir desde el arreglo por un día, a semanas o incluso meses.
Para acceder a este sistema primero debes buscar portales especializados y crear un perfil. Cuanto más completo sea, mejor, porque le darás más confianza a la persona que con la que harás el intercambio. Es importante demostrar tu amor por las mascotas y que eres una persona responsable para cuidar de ellas y brindarles la atención que van a necesitar.
Además, es importante que consigas recomendaciones. Así podrás ponerte en contacto con los denominados 'owners' (propietarios) a través de Zoom o de alguna otra aplicación de videoconferencia. Si llegas a un acuerdo con alguno, el siguiente paso es acordar las condiciones para vuestra colaboración.
Registrarse en una de estas plataformas implica pagar una cuota que en la mayoría de los casos es anual. Los precios pueden diferir mucho de una página a otra, pero suelen ser a partir de los 20 dólares. En cualquier caso, no se acerca ni de lejos a lo que sale un alojamiento en el tipo de casa en la que estarás.
Esta práctica lleva instaurada bastantes años, pero fueron los Juegos Olímpicos de Londres 2012 los que desataron el boom del 'housesitting'. En aquel momento resultaba imposible alojarse en la capital inglesa, por lo que esta opción fue perfecta para centenares de visitantes. Todos ganan, tanto inquilinos como propietarios, que ven como éstos cuidan su casa y espantan a los posibles okupas o ladrones.