La instalación de ascensor en una comunidad de propietarios es uno de los problemas más comunes que surgen entre vecinos. La norma principal que regula la instalación de un ascensor en una comunidad de propietarios es la Ley de Propiedad Horizontal. En concreto, los artículos 9 y 10 contribuyen a despejar algunas de las cuestiones que se plantean con más frecuencia al respecto.
En concreto, el artículo 9 de la LPH especifica las obligaciones de los miembros de una comunidad de propietarios, entre las cuales se cuenta la aportación a los gastos compartidos por todos los vecinos. Lo que es más importante: la ley establece que la obligación de pago no depende del uso que se haga del servicio instalado, lo cual nos da una pista acerca de la instalación del ascensor, como veremos.
El artículo siguiente de la Ley de Propiedad Horizontal determina que la instalación del ascensor es obligatoria, y no requiere acuerdo unánime en junta, aunque sí requerirán el voto a favor de la mayoría de los propietarios. El pago por la instalación puede calcularse en función de un coeficiente de uso del servicio, o acordando otra forma de distribuir el gasto por mayoría simple.
En resumen, todos los propietarios de la comunidad (incluidos los bajos) están obligados al pago del ascensor, en especial cuando alguno de los habitantes tenga más de 70 años o padezca dificultades de movilidad. Por supuesto, también puede acordarse por mayoría simple una exención del pago del ascensor a los propietarios de los bajos, siempre y cuando no perjudique en exceso a los demás propietarios.
Al problema del pago del ascensor, se le ha sumado en España un nuevo timo, el 'timo del ascensor'. Ya se han visto afectados cuatro comunidades de propietarios, entre los que se incluyen personas de avanzada edad o con movilidad reducida. Es decir, gente que necesita un ascensor y que, por un timo, no tiene más que un agujero de varios pisos en el portal.
El 'timo del ascensor', como la mayoría de las estafas, se aprovecha de una necesidad latente para hacerse con el botín. En este caso, las víctimas suelen ser comunidades vecinales y la excusa es la obra nueva de un ascensor.
En concreto, el 'timo del ascensor' hace referencia a la contratación de la instalación de un ascensor de nueva obra en el edificio por parte de la comunidad de vecinos, que abonan altas cantidades de dinero a una empresa externa que, finalmente, desaparece sin efectuar la obra, dejando endeudada a la comunidad y a los vecinos y con pagos pendientes a proveedores y trabajadores.
Los vecinos de la calle La Mancha de Gijón los llevan tres años luchando contra esta estafa de la que fueron víctimas, abonando a la empresa constructora una cantidad de 100.000 euros, justo antes de que desapareciera por completo sin finalizar las obras.
El edificio, donde viven personas mayores y con movilidad reducida, quedó empantanado por las obras sin finalizar y, por supuesto, sin ascensor, por lo que ahora los vecinos han optado por denunciar a la compañía.
El problema no solo es la pérdida económica sino también los destrozos en el edificio, ya que la obra sí comenzó a realizarse y, por ejemplo, quedó el hueco del ascensor dejando las escaleras inestables y otros elementos de riesgo. Muchos de ellos tienen miedo a caerse porque en los huecos que han quedado no cabe una silla de ruedas ni un carro de la compra.
Según cuentan los inquilinos del inmueble afectado, se encuentran en una situación crítica y declaran que: "No vemos solución ni salida. No sabemos qué podemos hacer". Además, se lamentan de que, debido a la estafa, no solo se quedaron sin ascensor, sino también sin su dinero, por lo que no pueden emplear para contratar otra empresa y arreglar el desastre generado.
Los estafadores se aprovechan de que el ascensor, sobre todo en comunidades con vecinos mayores, es un elemento esencial más aún si el edificio es de varias alturas. Pero está no es la única comunidad de vecinos afectada. Medio centenar de vecinos de la localidad asturiana, repartidos en cuatro comunidades, habían completado el pago por la compra e instalación de un nuevo ascensor.
Cada bloque entregó 8.000 euros, lo que eleva la cifra estafada a 32.000 euros. Hubo incluso personas que se vieron en la obligación de pedir un préstamo bancario por la imposibilidad de pagar la derrama. Sin embargo, el dinero desapareció. Y aparecieron los problemas.
No queda pista alguna de la empresa que se ha beneficiado del dinero. Como si hubiese desaparecido. Los mensajes han dejado de recibirse y ya nadie contesta a las llamadas. Los vecinos se encuentran desesperados y en una delicada y peligrosa situación.