La subida de los precios, en general, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la sociedad actual, especialmente en lo que a vivienda se refiere. Tanto los precios de venta como los del alquiler han subido en los últimos años, dificultando el acceso a la vivienda a los más jóvenes y ahogando a uppers que han visto incluso como su cuota de hipoteca se veía aumentada. Sin embargo, existe una ciudad en la que el precio del alquiler lleva fijado, sin moverse, desde hace 500 años.
Se trata de Fuggerei, una villa ubicada en el centro de la ciudad alemana de Augsburgo, un complejo de vivienda social, el más antiguo del mundo, actualmente formado por 67 edificios y 142 residencias, tal y como exponen en su página web. Fue fundada por Jakob Fugger, un banquero alemán considerado de los más ricos de la historia, hasta el punto de financiar guerras en el continente.
El complejo fue fundado en 1521, estableciendo que la renta anual era de un florín renano, es decir, 0’88 céntimos de euros. Un precio que no ha variado en 500 años y que se ha mantenido a lo largo de los años y de las familias que han pasado por esos hogares, que en la actualidad mayoritariamente son viudas con pensiones bajas que no tienen oportunidad de encontrar un hogar fuera por un precio razonable. Un chollo que hace que haya lista de espera para vivir en Fuggerei, tanta que es de unos cuatro años.
No obstante, la lista de espera no se rige por la fecha de recepción, sino por aquellas personas que tienen más urgencia en necesitar un hogar, además de que si su situación mejora, lo más frecuente es que abandonen el complejo y ese hogar pase a otra persona.
En general se trata de apartamentos de menos de 70 metros cuadrados que están completamente equipados y que cuentan con dos dormitorios, aunque hay algunos algo más grandes que incluyen también jardín. Con el paso de los años los servicios del complejo se han ido ampliando y en la actualidad cuenta con iglesia, colegio e incluso un museo. Cierto es que durante la II Guerra Mundial la zona fue bombardeada, por lo que tuvo que reconstruirse, aunque lo hicieron respetando la arquitectura original.
Fuggerei despierta tanta curiosidad que recibe alrededor de 200.000 turistas al año que interesan por descubrir cómo es la vida de los 150 habitantes ahí dentro, pagando una entrada previa para acceder en un horario concreto, ya que por la noche sus puertas cierran y llegar tarde se penaliza: se pueden poner multas de entre 50 céntimos y un euro.
Cuando Jakob Fugger fundó el complejo estableció una serie de reglas para poder ser residente que con el paso de los años ha ido cambiando para adaptarse a los tiempos. Una de ellas, ser católico y, además rezar tres veces al día. A ello se suma tener más de 60 años, haber vivido dos años en Augsburgo y haber caído en la indigencia sin deudas.