Álvaro Teruelo siempre lo tuvo claro: se jubilaría en el sur de España. No sabía cuándo ni dónde, pero estaba convencido de que sería un lugar tranquilo, con naturaleza y sol. A punto de cumplir los 50, irrumpió la pandemia y descubrió que todo lo que hacía desde su casa de Chamberí, un piso de algo más de 60 metros cuadrados, lo podía hacer desde cualquier otro sitio. Es economista y trabaja como bróker de bolsa independiente. Sin apenas darse cuenta, adelantó su sueño.
"Dediqué varios meses a estudiar el mercado inmobiliario de la Costa de Sol y valoré varias opciones. Me atraía Marbella, pero más como turista que como residente, por lo que centré la búsqueda en pueblecitos con encanto, pero próximos a una ciudad como Málaga, que me permitiese tener todo a mano", cuenta. Finalmente, encontró la vivienda que quería cerca de Alhaurín de la Torre. En la decisión pesó que unos buenos amigos tienen casa allí y esperan mudarse en cuanto los hijos dejen el nido vacío.
La ubicación de su piso madrileño, en pleno centro, le permitió venderlo enseguida y ahora ha ganado metros. Su nueva casa malagueña tiene espacio suficiente para acoger a la familia y los amigos y también una azotea que ha acondicionado para trabajar con vistas. "Algunos días -señala- me desplazo a Málaga a un local de coworking y así puedo charlar o reunirme con quien necesite. No quiero que el traslado me convierta en una especie de anacoreta o en un triste que se dedica a trabajar y a tomar el sol".
En menos de media hora se planta en Málaga, una ciudad con una oferta cultural, gastronómica y de ocio inimaginable. Tan bien lo pinta que este primer invierno allí ya ha recibido la visita de varios colegas madrileños que, además, han prolongado su estancia gracias a la posibilidad del teletrabajo. Álvaro sospecha que ya hay una lista larga de conocidos dispuestos a cambiar la capital por la costa cuando llegue la jubilación.
Por la belleza de los pueblos y playas, la Costa de Sol es uno de los destinos vacacionales favoritos de la gente mayor. Tres de cada cuatro buscadores de vivienda eligen Málaga y la zona de la Costa del Sol como destino ideal para jubilarse, según el portal especializado en cooperativas de viviendas Lacooop.
También la población extranjera tiene sus ojos en las playas españolas. La publicación International Living calcula que habrá unos 474.000 jubilados extranjeros. En la Costa de Sol, los pioneros fueron los suecos, que en los años 60 encontraron aquí su destino estrella vacacional y residencial. Desde entonces, los compradores suecos no han dejado de comprar. Y no solo jubilados, también gente en torno a los 50 que se traslada con su familia.
Es un fenómeno creciente. A los miles de pensionistas, sobre todo extranjeros, que llegan cada año atraídos por el clima, el coste de la vida y su sistema sanitario, se suman personas activas mayores de 50 y esas otras generaciones a punto de jubilarse o prejubiladas que buscan algo más.
Felipe Urrea de Caldas, presidente de Golden Mile Group, confirma que es un movimiento para el que ya se están preparando diversos sectores, sobre todo el inmobiliario. "Estas personas que deciden instalarse aquí definitivamente a partir de los 50 y 60 buscan un estilo de vida absolutamente diferente al de los jubilados. Quieren servicios, áreas sociales, salas de lectura o charlas, espacios de coworking o la posibilidad de que acuda un médico. En el mercado inmobiliario es una línea de negocio que se está estudiando muy seriamente, tanto en compra como en alquiler de vivienda", explica.
El sector tiene que atender a ese amplio colectivo de gente entre 50 y 80 años, o incluso más, que está activa y tiene salud, movilidad, capacidad económica y ganas de disfrutar lo que ofrece esta región: clima, sol, golf y otros deportes. "Sociológicamente -insiste Urrea de Caldas-, es un momento muy interesante y es importante que el mercado sepa responder. El clima y el mar son el primer señuelo, pero para quedarse necesitan una oferta amplia en cuanto a instalaciones deportivas, propuestas culturales y gastronómicas o variedad de tiendas". Y añade que esa calidad de vida que buscan exige también que se reserven suficientes espacios verdes, paseos para pasear, seguridad en las calles, buenas comunicaciones, tecnología y servicios sanitarios capaces de atender a una población mayor de 50 cada vez más numerosa. "El sector privado y las infraestructuras y servicios públicos deben ir de la mano y buscar por igual la excelencia absoluta".
En su opinión, algunos municipios, como Marbella, Málaga o Estepona, que son los que él conoce mejor después de 24 años trabajando en el sector inmobiliario de la zona, se están adaptando rápidamente. "Cada vez es más frecuente encontrar espacios acondicionados para trabajar que comparten recepción, conexión a internet y línea telefónica y disponen de despachos individuales, salas de reunión, cafetería o sala fitness. Además, los empresarios están empezando a entender que, en estas condiciones, el teletrabajo es una opción mucho más rentable, productiva y motivadora para sus empleados".
Los grandes complejos residenciales están respondiendo a esta demanda de economía colaborativa con diferentes ideas. "España -recuerda este profesional- siempre se ha caracterizado por ser un país acogedor, amable, hospitalario y simpático. Incluso cuando nos viene la peor plaga de la historia más reciente, sabemos levantarnos y es algo que perciben los ciudadanos extranjeros. Por eso es tan importante saber crecer y planificar a largo plazo". Recalca que esto no es un hecho puntual, sino una tendencia con repercusión en muchos ámbitos. Los prejubilados que escogen nuestra tierra no proceden solo de otras regiones de España, sino de países y continentes muy dispares. La multiculturalidad nos enriquece y nos perfecciona como sociedad.
Las propuestas en el terreno de la construcción van por ahí y está creando fórmulas hasta ahora impensables. Por una parte, Urrea de Caldas nos habla de proyectos inmobiliarios vinculados al envejecimiento con complejos residenciales muy del gusto de la población extranjera, principalmente, con servicios e instalaciones que mejoran su calidad de vida en cuanto a salud, seguridad y ocio.
Por otra, complejos diseñados bajo el concepto de economía colaborativa que fomenta la vida comunitaria y activa de sus residentes compartiendo espacios y servicios básicos. Disponen de gimnasio, piscina, huerto urbano, zonas verdes y una amplia variedad de actividades sociales y culturales. Es un modelo más inclusivo y sostenible que el convencional y favorece el aprovechamiento de los recursos naturales y energéticos.
Por último, destaca proyectos nuevos que levantan aún más el listón y están pensados, sobre todo, para personas adineradas que salen desde otros países buscando la Costa del Sol. Un ejemplo es la entrada de Dolce & Gabana en el negocio inmobiliario aliándose con una promotora para levantar 60 apartamentos en la Milla de Oro de Marbella. Funcionan como hoteles de primer nivel, con sus instalaciones y servicios correspondientes. Los compradores están dispuestos a gastar mucho más que nunca para tenerlo todo lo quieren y necesitan.